Una mujer reveló qué hizo con el premio mayor y por qué tuvo que arrancar de cero. La lección de vida que le deja a sus hijos.

De acuerdo con lo informado por CLARIN, una mujer ganó 10 millones de dólares en la lotería, pero lo que para todo el mundo podría tratarse de un golpe de suerte para un cambio de vida, en su caso, se convirtió en una tormento. Por lo menos después de unos años, ya que lo perdió todo.

Sharon Tirabassi, originaria de Ontario, Canadá, experimentó dificultades económicas y se vio obligada a trabajar de manera parcial para llegar a fin de mes.

Antes de ganar el premio, la mujer vivía en un humilde departamento con sus tres hijos y no podía permitirse ni siquiera tener un auto, un lujo prácticamente inalcanzable.

Para esta mujer de 35 años, que creció yendo de refugio en refugio y viviendo de asistencia social, la enorme ganancia inesperada fue nada menos que un sueño hecho realidad, según destaca el medio The Sun.

Gana la lotería y tiene gastos millonarios

Sharon ganó el premio mayor de la lotería en abril de 2004, compró una casa, se casó con Vinny y tuvo tres hijos más.

Lejos de preocuparse por administrar la cuantiosa suma de dinero, gastó casi todo en viajes de compras de diseñadores, autos lujosos, vacaciones en paradisíacos All Inclusive.

Además, mostró su lado solidario, ya que donó parte de su ganancia entre familiares: les dio a sus padres 1 millón de dólares y dividió 1,75 millones de dólares entre sus cuatro hermanos.

Tanto a ellos como a sus amigos los llevó de vacaciones a lugares como Las Vegas, el Caribe y Cancún.

En 2006, apenas dos años después, los recién casados ​​se mudaron con su familia a una casa de 515.000 dólares que Tirabassi obtuvo con una hipoteca de 360.000 dólares, a pesar del dinero en su banco.

Pero la ambición y ceguera fueron más allá, ya que la pareja compró cuatro autos: un Hummer amarillo, un Mustang, un Dodge Charger y un Cadillac Escalade mejorado.

Como inversión, Tirabassi compró varias casas en Hamilton para alquilarlas a familias a un precio accesible.

Asimismo, usó sus ganancias para pagar el alquiler de la gente, ayudar a una amiga cuando su marido fue a la cárcel y a dos más a iniciar un negocio propio.

Pero luego de nueve fantásticos años de gastar dinero y cumplir una vida soñada, Sharon se dio cuenta de que le quedaban los últimos 750.000 dólares.

Choque, cárcel y chau dólares

La mujer reconoció que de vez en cuando prestaba atención a su cuenta bancaria.

Sin embargo, detalló con algo de ingenuidad al periódico The Star: “Los interminables ceros me hacían sentir completamente segura. No crees que alguna vez desaparecerán”

Y añadió: “Ya era hora de que dejara de divertirme y simplemente volviera a la vida”.

Para 2007, Tirabassi había gastado la mitad de sus ganancias y vivía de los intereses de las inversiones con la otra mitad del dinero del premio.

Ese año, la pareja tuvo problemas después de que su esposo Vinny chocara su Mustang y se declarara culpable de conducir bajo los efectos del alcohol y causar daños corporales.

Su licencia fue revocada por cinco años y sentenciado a 18 meses de prisión .

Mientras estaba en prisión, la pareja perdió su casa y, tras la liberación de Vinny, la familia debió mudarse en varias ocasiones.

En 2011 la situación con el esposo de Sharon volvió a complicarse ya que regresó a prisión tras incumplir las condiciones y conducir con una licencia trucha.

Comenzar de cero y un lección para sus hijos

En menos de una década desapareció algo que parecía una solución para toda la vida. Sharon y su familia volvieron al punto de partida, viven en un lugar alquilado y dependen de cheques de pago mensuales.

De todas maneras, la madre afirma ser “mucho más feliz viviendo una vida normal”.

Y argumentó: “El dinero es la raíz de todos los males. En el momento en que lo obtuve, lo dividí entre mi familia. Todo era divertido al principio, pero ahora volví a la vida real”.

Su esposo concuerda: “Viví así toda mi vida, nunca fui rico. Crecimos así, así que estamos acostumbrados”.

Según reporta CLARIN, después de una experiencia que poco tienen en la vida, Sharon y Vinny ahora esperan inculcar los mismos valores a sus hijos.

“Estoy tratando de que aprendan que tienen que trabajar por dinero. Cuando me piden dinero, les digo que no tengo hasta el día de pago. Hay que esperar”, cerró.

 

 

Fuente y foto: Clarin