El jefe de Gabinete, Guillermo Francos, eligió Córdoba para marcar el pulso político y económico de los primeros meses del gobierno de Javier Milei. En la apertura del Coloquio de la Unión Industrial de Córdoba, frente a empresarios y con el gobernador Martín Llaryora en primera fila, combinó números duros, advertencias y un mensaje de confianza.

Francos volvió a poner el foco en la herencia recibida. Habló de un déficit financiero acumulado de 400 mil millones de dólares, de la “infraestructura devastada” y de una economía paralizada: “Nos reclaman soluciones inmediatas, pero fueron ellos mismos quienes generaron el desastre”, lanzó.

El funcionario defendió la política de estabilización, destacó la baja de la inflación y el ingreso de proyectos de inversión por más de 33 mil millones de dólares. Al mismo tiempo, pidió paciencia: “No se puede resolver todo en un primer momento. El Estado era un desastre y cuesta cambiarlo”.

Otro eje de su discurso fue la institucionalidad democrática. Recordó los derrocamientos de gobiernos en los 60 y alertó sobre “intentos de desestabilización” en el presente: “Nuestro gobierno va a hacer todo lo necesario para que las elecciones sean transparentes, limpias y sin hechos oscuros”.

En materia impositiva, marcó diferencias entre Nación y provincias, y respondió a los gobernadores que reclaman obras: “No es legítimo pedir ahora lo que ellos mismos destruyeron”.

Francos también habló de lo que viene: reformas laborales y tributarias que, según dijo, deberán discutirse en el Congreso.

El mensaje final estuvo dirigido a los industriales: confianza en el rumbo, comprensión para los tiempos y la promesa de que Argentina atraviesa “un momento histórico que lo posibilita”.