Lorena Metrebián creció entre las parvas de diarios y revistas que su padre repartía por toda la ciudad desde ese enclave tan carlospacense, los primeros metros de la avenida 9 de Julio justo antes o después de la curva en la que nace el bulevar Sarmiento.

Con la llegada de la pandemia, el escaparate de inigualable estilo y digno de una postal de época cerró sus puertas de chapa para siempre. En sus mejores épocas, llegó a vender hasta 500 diarios los domingos y revistas de todo tipo y para todos los gustos.

Pablo Metrebián, papá de Lorena, abrió el kiosco en 1978 y no le fue fácil. “No se otorgaban paradas porque era un negocio que todo el mundo quería y estaba totalmente reglamentado por cantidad de metros”, cuenta Lorena y agrega: “Era muy rentable pero muy complicado de adquirir. Tuvieron que buscar hasta un abogado porque no lograban cerrar la operación para que llegue la mercadería. Fue una lucha enorme”.

Lorena cuenta que los diarios casi siempre se manejaron con la misma distribuidora mientras que las revistas iban cambiando de manos en la distribución. “Mi familia tuvo el kiosco durante muchísimos años. En 2011 falleció mi papá y yo seguí con la actividad en diarios y revistas por la lucha que había costado conseguir pero sabiendo que la gráfica ya no es lo que era. Y, particularmente, desde hace tiempo venimos trabajando en lo que es energía renovable desde hace 13 años”, cuenta.

Y dice: “Un rubro se cae y el otro está en plena expansión con un paradigma totalmente distinto”.

La venta del escaparate

Lorena asegura que si bien la invade la nostalgia por la decisión de vender el escaparate, los tiempos cambian y hay que seguir adelante con nuevas propuestas.

“Vendo el escaparate porque necesitamos el frente porque estamos ampliando el local para darle más fuerza al negocio. Nos da nostalgia por todo lo que significó para mi papá. Mi padre se levantaba todos los días bien temprano, hacía el reparto de toda esta parte de la ciudad, Villa del Lago, La Quinta, Villa Suiza”, asegura. .

Y agrega: “Los domingos recibíamos hasta 400 diarios de La Voz. Con Clarín siempre fue problemática la entrega.  En el caso de La Voz recibíamos 200 para entrega y 200 para vender en la calle”.

El apellido Metrebián está ligado al comercio y al esfuerzo de los precursores, descendientes de inmigrantes armenios que llegaron a Carlos Paz en busca de un futuro mejor después de la tragedia del genocidio del que fueron víctimas.

“Hay gente que se aferra a algo en particular y nosotros desde hace años que tratamos de aggiornarnos con lo que se viene. La gráfica fue un rubro que tuvo gente que la manejó pensando que esto no se acabaría más. La soberbia de los medios siempre fue un tema no menor”, sostiene Lorena.

Y agrega: “Entonces, cuando cerramos en el comienzo de la pandemia dijimos basta. Mi papá también tuvo una librería muy grande en el centro. Son cosas que van cambiando y uno tiene que aggiornarse”.