Con el imponente marco de las Cataratas de Iguazú de fondo, el presidente Alberto Fernández encabezará este martes la cumbre de jefes de Estado del Mercosur, reunión que marcará el regreso del brasileño Luiz Inacio Lula da Silva a ese foro, en el que ambos intentarán insistir con la agenda de la reducción de asimetrías internas y trabajarán en los acuerdos de libre comercio, entre otros, con la Unión Europea (UE).

Después de la virtualidad impuesta por la pandemia y de las desavenencias políticas entre los mandatarios integrantes del bloque, este es el el primer encuentro presencial de todos los socios del bloque desde diciembre de 2019.

El acuerdo de libre comercio con la UE continuará concitando la atención y podrá tener un capítulo más en la roja tierra misionera: el bloque podría usar la ocasión para responder a las viejas reticencias de países como Francia e Irlanda y a las nuevas exigencias medioambientales impuestas por Bruselas.

Durante la visita que semanas atrás realizó a Buenos Aires la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, el presidente Fernández habló del trabajo realizado junto a los restantes países del Mercosur para responder a la propuesta europea y afirmó que serían presentados en pocos días.

“Los documentos están terminados. Falta revisar el mecanismo de aprobación para enviar a UE. El lunes sabremos si ya se cierra”, comentó a Télam una fuente diplomática con conocimiento en las negociaciones.

La última vez que se expresó al respecto, Fernández dijo que todos los actores involucrados tienen la “voluntad de llegar a un acuerdo”, pero reconoció que “los obstáculos están”.

“Solo pedimos un acuerdo equilibrado, en el que todos ganemos”, dijo oportunamente el Presidente argentino.

Lula, por su parte, fue consultado sobre el tema y criticó que en la carta adicional medioambiental de la Unión Europea se “haga una amenaza a un socio estratégico” como el Mercosur.

Más tarde pidió a la Unión Europea dejar “un poco de lado la arrogancia” y “utilizar el sentido común para negociar”.

En público y en privado -y especialmente ante las críticas del Uruguay por las demoras en los acuerdos- diplomáticos argentinos y brasileños recuerdan, que más allá de la Unión Europea, el Mercosur avanza en acuerdos con otros bloques, como la EFTA (la Asociación Europea de Libre Comercio que integran Liechtenstein, Noruega, Islandia y Suiza) o con países como Singapur, Canadá, Indonesia, y Vietnam.

La última cumbre en Montevideo -en diciembre del año pasado- fue escenario de esa tensión entre el anfitrión Luis Lacalle Pou y los restantes representantes: mientras el mandatario uruguayo clamaba por un aperturismo irrestricto y con la necesidad de avanzar  en un TLC con China, Fernández contestó que era necesario estudiar las propuestas comerciales en conjunto y, en cambio, sostuvo que se deben corregir las asimetrías intrazona.

Aquella postura presentada por el mandatario argentino tiene, desde enero en Itamaraty, un socio de peso que trabaja en la misma línea, Lula da Silva.

En ese sentido se expresó el jueves la secretaria de América del Sur de la cancillería brasileña, Gisela Figueiredo Padovan, al señalar que Lula pretende una “agenda ambiciosa de negociación de acuerdos” pero que además hay que “conseguir un mecanismo para corregir las asimetrías” internas del bloque.

Otro punto que no es parte de la agenda formal pero sobrevolará el encuentro es la incorporación como socio pleno de Bolivia y la reincorporación de Venezuela. En tanto, la adhesión de Bolivia al Mercosur es un trámite de larga data que se encuentra virtualmente trabado en el Senado de Brasil, mientras que la discusión de la reincorporación de Caracas “no está prevista” para la cumbre de Iguazú pero “deberá ser debatida” en el futuro, según señaló Figueiredo Padovan en rueda de prensa.