Facundo Petracci tomó una decisión que pocos se atreven a tomar: Viajar a Aleppo, la capital siria, para vivir y dirigir un equipo de basquet, misma tarea y mismo club en donde ya lo hizo en 2008 y 2011.

En esta década intermedia, el argentino trabajó como directivo de CABB alejándose -un poco- de su pasión real, ser entrenador. Pero llegó otra vez un llamado desde Siria y, para volver al ruedo y el contacto diario con un plantel, decidió volver al país árabe.

Claro, once años después, muchas cosas cambiaron. Principalmente, la tremenda guerra contra ISIS, siendo Aleppo la ciudad más golpeada y destrozada por los bombardeos.

“Yo ya había dirigido al club en 2011 pero desde que arrancó la guerra, no volví más. Trabajé en Argentina durante todos estos años pero me echaron de la Confederación así que cuando volvieron a llamar, pregunté cómo estaba la violencia en Siria y me vine”, reconoce Petracci en una charla con Basquetplus.

Facundo detalla también las condiciones en las que vive el día a día junto a la población siria: “Ahora, por ejemplo, Siria está viviendo una crisis energética tremenda. Tengo dos horas por días luz para entrenarme. Y el bloqueo que se le hace al país hace que, por ejemplo, ahora no haya combustible. Entonces los chicos no pueden venir a entrenarse por las suyas. El club puso un colectivo que los pasa a buscar a cada uno por su casa y después los lleva de vuelta. Hay mucha pobreza, mucha escasez de recursos, pero en los tres meses que estoy acá, no pasó nada”.

El entrenador también admite que los espectadores están más irascibles que en su recuerdo de la década pasada. “La sociedad en general está poco tolerante, debe ser producto de la guerra”, analiza el argentino.

La ciudad y la guerra

Con su casco histórico destrozado por las bombas, la capital de Siria intenta reorganizar su vida tras la parte más violenta de la guerra. “Aleppo era una ciudad con mucho atractivo desde la parte histórica. Eran 5 millones de personas y quedaron 3,5 millones, entre los que se fueron y los que murieron en la guerra. Y pese a todo eso sigue siendo la más poblada de Siria. Yo soy bastante curioso con el tema histórico y geopolítico. No vengo solo como entrenador. Hay una parte que Siria perdió durante la guerra, que es la parte Noreste, donde están todos los campos petroleros. Eso quedó en manos de los kurdos, que es una etnia que ocupa parte de Iraq, para de Siria y parte de Turquía. Igual, yo no me puedo quejar. Vivo en un hotel lindo, estoy bien“, admite el bahiense.

Por último, Facundo reconoce que extraña a la familia y que no se expone a los peligros diarios de la vida en Siria. “En 2008 yo era soltero y ahora tengo dos hijos chicos y una esposa. Y si pasa algo no me puedo tomar un avión y estar allá en dos horas. Además, antes yo también hacía mucho turismo porque la zona tiene un montón de lugares muy importantes, como Palmira, pero ahora me dicen que no son seguros, entonces me quedo acá siempre. Esta zona tiene una historia tremenda, con paso romano, persa y demás, pero hoy no me salgo de los corredores seguros, asi que voy del hotel a la cancha y de la cancha al hotel. Por suerte hice muchos amigos en el 2008 y tengo mis salidas a comer, a charlar. Una vida normal. Pero fuera de lo profesional hay poco margen”.