La delincuencia no tiene límites en barrio Colinas, porque luego de los actos vandálicos que – una vez más- ocurrieron en la escuela Intendente Grimberg, se conoció que en la última semana la Iglesia de Guadalupe sufrió tres ataques de similares características.

Según contó a Carlos Paz Vivo! Liliana Maldonado, perteneciente a la institución religiosa ubicada en la intersección de calles Cerro de la Gloria y Cerro Catedral, el primer episodio ocurrió el pasado lunes 29 de julio; hechos que, pese a las medidas de seguridad instaladas, se repitieron al día siguiente y este último sábado.

“Fue la Policía quien nos avisó, porque fueron a ver a raíz de una denuncia anónima que recibieron y se encontraron con que habían roto los vidrios de la sacristía. Con el grupo de mujeres que pertenecemos a la comunidad de la iglesia, fuimos y nos encontramos con que habían roto la ventana”, expresó.

Si bien la mujer señaló que lo único que le robaron fue “un pie de micrófono, papel higiénico y lapiceras”, dijo que “rompieron el pesebre, floreros y tiraron las estanterías al piso con los palos que metieron por la ventana”.

“Entraron tres veces en la misma semana”

Ante esta situación, sostuvo que decidieron quitar todos los elementos de valor para evitar futuros ingresos; pero ello no impidió que al día siguiente, los malvivientes regresaran para continuar con los daños.

“El martes a la noche volvieron y nos terminaron de romper los cristales. Automáticamente y, pese a que quedamos más oscuros y encerrados, hicimos soldar unas chapas en las ventanas para que no entraran”, agregó.

Sin embargo, dijo que el pasado sábado los vándalos regresaron y rompieron en el sector donde soldaron las chapas.

“Esta vez no pudieron entrar, pero calculamos que lo hicieron para poder observar qué es lo que queda. Suponemos que están buscando el equipo de música y otras cosas de valor; porque el año pasado entraron y ya nos habían robado todo”, lanzó.

Sin denuncias

Liliana, manifestó que, en esta oportunidad, decidieron no hacer la denuncia. Y argumentó que, en primera medida, es porque fue la misma Policía quien dio aviso; aunque fundamentalmente es porque en los delitos sufridos con anterioridad, radicaron las denuncias, pero jamás tuvieron respuestas de la Justicia.

“Lo único que nos queda es no dejar nada a la vista, mucho menos cosas de valor, porque lamentablemente son cosas que estamos acostumbradas a vivir”, concluyó.