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martes, abril 23, 2024
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Elvira Ceballos: La mujer que puede tocar la música

Llevó al Sistema Braille una gran cantidad de obras cumbre del repertorio clásico. En sus programas de concierto una pieza romántica puede congeniar con un tango / Foto Sergio Chalub

Es una mujer de acción. Resulta. La fe y la gratitud son el alimento de Elvira Ceballos, pianista, compositora, docente de canto, guitarra y piano. Egresó del Conservatorio Provincial de Música Félix T. Garzón, donde estudió entre 1963 y 1972, según le dice su memoria. Entre los alumnos que toman clases en la vivienda particular de Elvira, en el barrio de Alto Alberdi, hay personas ciegas como ella y otras que no lo son.

Elvira tiene una sólida formación musical dentro del repertorio clásico, pero alcanzó notoriedad como intérprete de la música popular argentina -tango y folklore-. Su modo de tocar combina en proporción exacta la espontaneidad y la técnica -“toco música popular arreglada”, aclara-.

De joven podía leer partituras con las manos. Fruto de una memoria inquebrantable las notas hechas con puntos sobre el papel en Sistema Braille se convertían en música en sus manos y en su voz.

Eve Bonelli fue su profesora de piano dentro del conservatorio; Mamana; Giraudo; Elida Shneider, Soledad Caballero, Luisa de Bertone son los nombres de sus maestros en la institución.

El profesor Valdéz

Elvira asistía desde muy joven al Teatro del Libertador San Martín. También era habitué en los conciertos que se hacían los sábados y domingos en el Auditorio de Radio Nacional, además, frecuentaba la sala del Inti Sociedad Anónima, donde preferentemente se hacían conciertos de cuerdas.

La casa de pianos Gutierrez & Aguad era famosa por la venta de instrumentos y por si ciclo de conciertos. En el local de la casa de pianos, Elvira Ceballos recibió su primer instrumento. “Raúl Aguad y el profesor Carlos Valdez me dieron la sorpresa más grande mi vida al donarme este piano, un Helmohlz, el 11 de enero de 1968”, recuerda Elvira que entones tenía 16 años de edad.

Carlos Valdez era docente en el Instituto Provincial de Ciegos, donde Elvira cursó la escuela primaria. Daba clases en el Seminario de Guitarra, que funcionaba en el Teatro del Libertador San Martín, y era presidente de la Asociación Guitarrística de Córdoba. “El profesor Valdez fue un maestro de maestros”, comenta.

Mamá

Elvira Ceballos completó la escuela secundaria como estudiante libre, porque de esa forma tenía más tiempo para dedicarse al estudio de la música, especialmente, de la guitarra. Para eso tomó como ejemplo a la famosa guitarrista María Luisa Anido, una música que nació en 1907 en Buenos Aires y murió en 1996 en España. “Si ella no fue al colegio, tampoco voy a ir yo”, razonaba por lo bajo.

Luego terminar el conservatorio Félix T. Garzón, siguió estudiando con el profesor Emilio Alessio -uno de cinco hermanos, todos pianistas-. Con ese maestro comenzó un esplendente desarrollo como copista de partituras al Sistema Braille.

“Junto a mi mamá, que aprendió a leer música a los 60 años de edad, copié los cinco conciertos para piano de Beethoven, copié las 32 sonatas de Beethoven, el Concierto N. 2 de Brahms, los dos conciertos de Chopin, de Mozart, Mendelshon, y algo de Bach, que eran obras que yo estudiaba”, enumera.

Elvira daba clases de piano y le enseñó a leer música a su madre porque de esa forma podría enseñarle a sus alumnos. María Elisa Bustos de Ceballos era de una agudeza tan fina como su hija. Leía y dictaba las partituras que Elvira fijaba en el sistema de escritura para ciegos.

Nota publicada por el portal Clásica Córdoba