Por Marcelo Margaría. La diferencia está en responder las preguntas: a quién compramos y qué compramos. Todo lo que escuchamos, los argumentos que tenemos en cuenta siempre tienen más que ver con nosotros que con el vendedor y sus palabras.

Escuchamos lo que queremos y desechamos la verdad que en algún momento tendremos que afrontar.

Las verdades a medias están totalmente pensadas para seducir pero cuando compramos un automóvil tenemos que dejar el romanticismo de lado.

Vamos a los ejemplos:

Nadie te puede vender un auto 0km en 80 cuotas más barato que de contado. Nadie te financia 80 cuotas fijas en un país que tiene una inflación alta. Las fábricas hacen autos y la red de concesionarios los comercializa: para eso están. Las fábricas no lo venden todo pasa por un concesionario.

Es muy raro que en un salón de autos usados TODOS tengan alrededor de 30.000 km y sus primeros dueños sean ancianos a los que le sacaron el carnet de conducir. Aparte de esto te lo venden más caro de lo que vale 0Km.

Pero tranquilos, la felicidad de cada quien cuenta.

Pasa en la venta como en el amor. Nos enojamos con quien te dice la realidad. Tal vez tendríamos que preguntarnos a nosotros mismos por qué la cosa no funciona.

Pero no hay que enojarse con la persona que te cuenta tu desengaño.

Marcelo Margaría: El vendedor libre . 351 6832018.
Asesor Comercial de Automotores