El fuego que se desató en barrio Sol y Río se propagó durante todo el día de ayer hacia San Antonio. En su paso, puso en peligro a varias casas de la zona. Entre ellas, la de la fotógrafa Adriana Fossa, quien contó a través de las redes sociales, el momento que vivió junto a su familia.

Los incendios forestales que se desatan, en su mayoría provocados por el hombre, dejan al descubierto la vulnerabilidad a la que nos enfrentamos los seres humanos ante estos fenómenos. El fuego no discrimina y avanza, consume el bosque nativo y en su paso, a las casas que se le cruzan. Pero ahí están los héroes, los Bomberos y los distintos organismos que trabajan para contener los incendios. Y no hay que olvidar a los voluntarios que se suman a brindar ayuda.

Esta vez, la fotógrafa carlospacense Adriana Fossa, a quien le tocó siempre estar del otro lado para capturar los momentos agradables y no tanto a veces, vivió en carne propia lo que significa enfrentarse a las llamas y sentir que perdía, lo que logró con tanto esfuerzo, su casa.

Adriana vive en San Antonio, y el incendio que se desató en Sol y Río hace casi dos días,  ayer martes alcanzó la zona donde vive con sus hijas. Los Bomberos lograron contener las llamas y la vivienda no sufrió daños.

“Resurgir entre las cenizas”

A través de su cuenta de Facebook, la fotógrafa agradeció a todos aquellos que ayudaron a su familia en ese difícil momento y relató lo que sintió en ese momento.

“Así me siento. Desolada. Siempre tuve que cubrir los incendios cámara en mano. Hoy me tocó en carne propia… a toda mi familia. A todos mis vecinos.  Agradecemos estar bien. Ninguna casa se quemó. Fueron momentos de terror. Palabra trillada, pero ahora sé lo que significa realmente”, expresó.

Y siguió: “Quiero agradecer a todos. Bomberos, amigos, gente que no sé de dónde salió pero que enfrentó al fuego con lo que tenía en la mano. Se nos venía encima, de todos lados. La naturaleza perdió la batalla. Fui testigo de los gritos que emitían los árboles, de las corridas de pájaros y demás seres que habitaban nuestro monte nativo. El tiempo lo cicatrizará… pero ya no será igual”.

“Hoy puedo ver la realidad de lo que nos pasó a través de las fotos de mi amigo Charly Soto, que entre medio de clics y abrazos me daba ánimos. Gracias por toda la ayuda virtual y personal que nos brindaron. Acá no hace falta nada más que esperar los brotes verdes que nos anuncien que no todo murió. Resurgir entre las cenizas, como dicen, ahora lo entiendo”, cerró.

Imágenes: Charly Soto