Robert Redford, actor emblemático de Hollywood, director galardonado y firme defensor del cine independiente, falleció la madrugada del martes a los 89 años en su hogar en Utah.
Según su publicista, Cindi Berger, murió mientras dormía, sin que hasta ahora se haya dado una causa específica.
Redford es recordado tanto por su presencia magnética en pantalla —en clásicos como Butch Cassidy and the Sundance Kid, The Sting, All the President’s Men— como por su labor detrás de cámara: ganó el Óscar a Mejor Director por Ordinary People (1980).
Además, su contribución mayor quizá fue la creación del Instituto Sundance, impulsor del cine independiente y plataforma para nuevas voces creativas.
Su partida marca el fin de una era: la de una estrella que no se conformó sólo con el brillo del estrellato, sino que lo utilizó para provocar, crear espacios, cuestionar lo establecido y dejar que el cine también ayude a Estados Unidos a mirarse a sí mismo —en sus luces, sus sombras y su paisaje natural.





