En julio de este año, la selección femenina de beach handball de Noruega decidió competir con shorts en lugar de bikinis en el partido contra España por el tercer puesto del Campeonato Europeo, lo que derivó en una multa por incumplir con una norma de vestimenta impuesta por reglamento.

El hecho incluso llegó a tal relevancia que la cantante Pink, en solidaridad con las deportistas, se ofreció a pagar la multa.

Ahora, casi cuatro meses después, la Federación Internacional de Handball (IHF) anunció que ya no será obligatorio el uso de bikinis: las atletas de la disciplina de playa podrán utilizar shorts ajustados tipo de ciclista y tops que cubran todo su torso.

Esta modificación significa un logro para las mujeres ante un reclamo de larga data con críticas al sexismo que generaba la obligatoriedad de usar prendas que muestren el cuerpo, norma diferente para el handball masculino que permitía jugar con camisetas amplias sin mangas y shorts hasta las rodillas.

Ahora, a pesar de los cambios introducidos recientemente para darles a las atletas la posibilidad de utilizar otro tipo de indumentaria, persiste la controversia respecto de la obligación de que esta sea “ajustada” al cuerpo y no “holgada” como en el caso de los hombres.