Por Abogada Florencia López Durango (MP 1-41027). Primero lo primero, para divorciarse no se necesita el consentimiento del otro cónyuge y tampoco tenés que expresar al juez la causa por la que se decide la separación ya que eso queda reservado al ámbito de la intimidad. Se requiere documentación simple (acta de matrimonio, DNI de los cónyuges y partida de nacimiento de los hijos en común) y solicitar asesoría legal.

La normativa que rige desde 2015 establece que es requisito obligatorio que al iniciar el proceso de divorcio se acompañe una propuesta reguladora de los efectos del divorcio, en caso de ser iniciado por solo uno de los cónyuges o un convenio regulador en caso de realizarse de manera conjunta.

Esto quiere decir, que junto con el pedido de divorcio debes proponer cómo se van a organizar luego de la separación todos los aspectos que los vinculaban como pareja, como el caso de la comunicación y cuidado de los hijos comunes, cuota alimentaria, vivienda familiar, compensación económica y división de bienes.

Omitir la propuesta impide continuar con el trámite del divorcio. Sin embargo, si existieran dos propuestas distintas el juez debe convocar a una audiencia y aunque no exista acuerdo la sentencia de divorcio se dicta igual y las cuestiones relativas a los efectos del divorcio deben tramitar por expediente separado. Entonces, las partes ya divorciadas podrán, por ejemplo, continuar un litigio en relación a la división de bienes, en caso de no haber acuerdo anterior.

Es importante tener en cuenta que la propuesta (realizada por uno) o el convenio (realizado por ambos) adquiere especial importancia en el proceso, ya que se les da la oportunidad de que las partes organicen los frutos del divorcio, y no sea el juez como tercero extraño, quien decida sobre la realidad familiar y la organización familiar luego de la ruptura. Reconociéndole a las partes en el proceso, el rol de los protagonistas que deben decidir mediante una propuesta o convenio regulador como afrontarán el futuro familiar.

Ten en cuenta que el divorcio es un trámite judicial, por lo que obligatoriamente se debe presentar ante el juez el lugar en donde las partes convivieron antes de la separación y siempre con la asistencia de un abogado. Este puede ser común para ambas partes, si se presentan juntamente, o bien cada parte con su propio letrado, en caso contrario. No hay plazos, ni tiempos determinados para pedir el divorcio, puede hacerse en cualquier momento.

Vivienda y algo más

En el proceso cualquiera de las partes puede solicitar al juez quedarse en la casa en la que vive el grupo familiar. Sin importar si la casa es propia, de tu cónyuge o de ambos. El juez decide quién se queda en la vivienda (a falta de acuerdo entre las partes). Lo que tendrá en cuenta es: quién va a tener el cuidado de los hijos e hijas; quién está en mejor situación económica para tener una vivienda por sus propios medios; el estado de salud y edad de los cónyuges; los intereses de otras personas que forman el grupo familiar.

Además, puedo pedirse una compensación económica, dentro del plazo de 6 meses desde que se dictó la sentencia de divorcio. En los casos en donde se pueda probar que a causa de divorcio se sufrió un notorio desequilibrio económico.

Por otro lado, en relación a los hijos en común, los progenitores van a seguir teniendo los mismos derechos y obligaciones que tenían antes del divorcio, pero pueden establecer otras reglas teniendo en cuenta el interés de niños, niñas o adolescentes. Por medio de un plan de parentalidad, donde se establece el lugar y el tiempo que los hijos e hijas pasan con cada uno; las responsabilidades que cada uno asume frente a los hijos e hijas (llevarlos al colegio, pagar la obra social, hacerles controles médicos, etc.); cómo van a pasar las vacaciones, días feriados y otras fechas importantes; cómo van a comunicarse los hijos e hijas con uno de los progenitores cuando están con el otro; y en caso que corresponda quien abonada cuota alimentaria y en que monto.

Es necesario aclarar que no debes firmar ningún acuerdo sin el total entendimiento y consentimiento de lo que dice. Antes de tomar cualquier decisión que pueda afectar la vida familiar, debe consultarse a un abogado dedicado al derecho de las familias y tener el asesoramiento adecuado para el caso concreto, de acuerdo a su situación, su voluntad, y principalmente su bienestar y el de sus hijos.

Foto ilustrativa.