Foto: Perú 21

La violencia volvió a golpear a la región minera de La Libertad, al norte de Perú. Trece trabajadores de la empresa contratista R&R, que prestaba servicios a la minera Poderosa, fueron hallados asesinados en un socavón del distrito de Pataz, tras haber sido reportados como desaparecidos desde el 25 de abril.

Los cuerpos fueron encontrados desnudos, maniatados y con signos de ejecución, en un crimen que la policía y la fiscalía investigan como un acto vinculado al crimen organizado. Las primeras hipótesis apuntan a sicarios contratados por mafias ligadas a la minería ilegal, que opera con impunidad en esta zona declarada en emergencia desde febrero de 2024.

El caso se suma a una seguidilla de ataques registrados en los últimos años contra trabajadores de empresas legales que explotan concesiones en esta región andina. La minera Poderosa denunció en un comunicado que desde 2020 ha sufrido la ocupación ilegal de sus terrenos por bandas armadas que operan fuera de toda ley, con un saldo de al menos 39 empleados asesinados en cuatro años.

Este episodio, ocurrido en una zona dominada por grupos ilegales que buscan controlar la extracción de oro, reaviva el debate sobre la ausencia del Estado y la falta de respuestas eficaces. La Coordinadora Nacional de Derechos Humanos criticó duramente la inacción del Gobierno y reclamó una estrategia integral para garantizar la seguridad en territorios donde la violencia ya se volvió sistemática.

La situación se agrava con hechos como el ocurrido el viernes, cuando al menos 20 trabajadores fueron tomados como rehenes en otra planta minera cercana, propiedad de la empresa Caravelí. En ese operativo, ocho personas resultaron heridas, incluidos dos policías.

El Gobierno de Perú había dispuesto presencia militar y policial en la región, pero los resultados, hasta el momento, han sido limitados. La empresa Poderosa solicitó que se actúe directamente sobre las bocaminas ilegales desde donde operan estas bandas. El país, uno de los principales productores de oro de Sudamérica, enfrenta así una creciente amenaza interna en sus zonas de mayor riqueza mineral.