Jóvenes y estudiantes ocuparon las calles este sábado en centenares de ciudades de Estados Unidos para una movilización nacional contra las armas de fuego que reúnen un millón de manifestantes en la capital, Washington.

La “Marcha por nuestras vidas” es una reacción a la masacre del 14 de febrero en un colegio de secundaria en Florida, donde un joven con un rifle semiautomático provocó la muerte de 14 estudiantes y tres adultos.

Esta matanza, apenas el último capítulo de un drama que periódicamente se repite en el país, generó una intensa ola de consternación y los propios estudiantes tomaron la vanguardia de las protestas.

Pero el movimiento que comenzó empujado por adolescentes cansados de los baños de sangre adquirió fuerza propia y ya se han sumado personalidades públicas.

El actor George Clooney y su esposa Amal donaron medio millón de dólares para el movimiento. Oprah Winfrey y Steven Spielberg también sumaron su apoyo, y el actor Bill Murray comparó las marchas del sábado a las protestas contra la guerra de Vietnam en la década de 1960.

Pero sin dudas las mayores estrellas de la jornada fueron los adolescentes que sobrevivieron a la matanza en el colegio de Parkland, Florida, y que lanzaron el grito inaugural del movimiento juvenil contra las armas de fuego.

La ira de los jóvenes tiene un blanco preciso: la incapacidad de los poderes ejecutivo y legislativo de actuar en relación al acceso a armas, que muchos estadounidenses consideran un derecho fundamental.

La controversia no es nueva. Alcanzó lo que parecía un punto de quiebre después de la matanza de 20 niños en una escuela de Sandy Hook, en 2012, pero el gobierno no logró torcer el brazo de la industria de armas y de la todopoderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, en inglés).

El expresidente Barack Obama llegó a reconocer la derrota ante el multimillonario lobby del NRA, y por ello ahora, aún después de haber abandonado la Casa Blanca, expresó su pleno apoyo a la manifestación estudiantil.