Foto: Leo Biolatto

Los niños y niñas que forman la escuela local tuvieron un día cargado de aventura en lo alto de nuestras sierras, siendo la primera vez que, por la pandemia, realizan una salida a escalar en roca.

La Escuela de Escalada del Club Andino de Villa Carlos Paz vivió el pasado domingo una experiencia maravillosa, tanto para las y los pequeños integrantes de la misma como para su familia, quien también tuvo la chance de subir junto a los “monitos”.

El día tuvo todos los condimentos que se pueden encontrar en un día primaveral en la altura. Neblina por la mañana, sol cerca del mediodía, lluvia torrencial pasadas las 13 hs. y un cielo cubierto con marcado descenso de la temperatura hacia el final del día. Así mismo, la delegación pudo realizar todas las actividades planificadas.

Primero la llegada con poca visibilidad a Casas Nuevas desde donde, temprano, partió el trekking de alrededor de 3 km. con total interacción con el lugar y sus habitantes que se mostraron muy gustosas de hacerse conocer: una ranita venenosa y una falsa yarará.

También la caminata contó con un momento de relajación frente al macizo al costado de un arroyo. Cinco minutos en total silencio y ninguno de los adultos presentes podía creer el respeto de los más chicos a lo que mostraba la naturaleza.

Luego, el momento de la tirolesa y el vértigo en la boca del estómago de cada uno de los niños, para pasar después a deleitarnos con algo que, sin exagerar, ocupa un lugar en el podio a nivel nacional: “las empanadas de la Felipa”.

Después, la lluvia.

Sin embargo, con la buena energía del grupo y sus dos acompañantes (Matias Vivanco y Diego Molina, expertos en cuerdas y en la seguridad de la actividad principal) el aguacero se detuvo y con un poco de viento la roca se secó, lo que permitió que minutos más tarde, los “monitos” de la profe Pamela Quintela pudiesen escalar, por primera vez, en tres de las más de 500 vías que tienen Los Gigantes, la escuela de escalada más grande del país.

Una fina llovizna y la poca luz le pusieron punto final a la jornada que terminó con niños agotados al extremo, pero con una manija tremenda para volver a repetir un día de aventura similar.

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