El frío extremo de los últimos días puso al límite la capacidad del albergue nocturno de Villa Carlos Paz, desbordado de la demanda de decenas de personas que buscan dónde pasar la noche al reparo de las bajas temperaturas.

Las calles cada vez más hostiles, hacen que algunas de ellas recaigan en el Refugio Cura Brochero y colmen rápidamente las plazas con las que cuenta de lunes a viernes. Pero también, los coordinadores de este espacio aseguran que han detectado que estas y otras personas irrumpen las instalaciones sin permiso los fines de semana para protegerse del frío sin correr el riesgo de que sean desalojados.

La capacidad colmada y la situación acuciante de las personas en situación de calle, obligó a sus coordinadores a extender el horario de atención. “Este fin de semana, 31 de mayo y 1° de junio, empezaremos a abrir también para la gente que ya está durmiendo en el refugio”, confirmó Alicia Barrigó, una de las responsables del albergue ubicado sobre avenida Cárcano 222.

La medida busca brindar mayor resguardo a quienes ya están alojados entre semana, aunque la asistencia sigue siendo limitada: el refugio tiene un cupo máximo de 16 personas. “Muchísimas quedan en la calle”, advirtió Barrigó. El drama se multiplica por la falta de personal: “No tenemos voluntarios para cocinar. Si los tuviéramos, podríamos dar de comer los fines de semana también. Por ahora, solo abrimos el albergue para que duerman los que están alojados”.

El escenario es desgarrador. Muchas personas que no consiguen un lugar entre los 16 disponibles se las ingenian para sobrevivir como pueden. “Los que no entran en el cupo, hacen una carpa con cartones o, como el fin de semana pasado, que estaba cerrado, saltaron el portón y se metieron en el tinglado del fondo por reparo. Lo que busquen es un lugar donde dormir sin que los echen, que es el otro problema: que no los corran”.

Alicia destacó la importancia del apoyo recibido en los últimos meses, especialmente tras la difusión en medios de comunicación respecto a la necesidad de voluntarios.

“Gracias a Dios se sumaron muchos voluntarios con la campaña y toda la movida junto a la prensa. Pero necesitamos más”, remarcó. La demanda creció exponencialmente: “Anoche, por ejemplo, fueron casi 60 personas. Entre 41 y 42 fueron a cenar y se entregaron 17 viandas. Hay un señor que lleva cinco para él, su esposa y sus nietitos”.

Además de la asistencia nocturna, el refugio entrega bolsones de alimentos y verduras a familias que tienen donde cocinar. Pero los recursos no alcanzan. “Está muy complicada la situación. Ante el frío, la gente no tiene dónde estar durante el día ni dónde dormir durante la noche. Y como los corren de todos lados, terminan durmiendo en el patio del refugio, entre colchones, y trepando los portones”, lamentó la coordinadora.

El llamado es urgente. Se necesitan voluntarios para cocinar, especialmente los fines de semana, y también para colaborar con las tareas de reciclado. “La demanda va subiendo y nosotros necesitamos cada vez más manos. También necesitamos materiales para el reciclado y que la gente los acerque”, pidió Barrigó.

Mientras el termómetro sigue bajando, el albergue Cura Brochero intenta no soltarle la mano a quienes más lo necesitan. Pero para eso, necesita del apoyo de la comunidad.