Dan Breitman es una de las figuras del verdadero Power Trío que se presenta todas las noches en el teatro Candilejas de Carlos Paz con la comedia Exit, una buena parodia de los tiempos que corren.

Dan se llevó el Carlos al mejor actor de la temporada de la villa serrana.

Carlos Paz Vivo lo entrevistó en la sala en la que se presenta junto a Romina Richi y Laura Cymer en la comedia más potente de la temporada de Carlos Paz, con actuaciones impresionantes y un trabajo físico y actoral de relevancia.

El actor cuenta que es la primera vez que viene a Carlos Paz a trabajar pero asegura que estuvo junto a un grupo de amigos que estaba en el elenco del primer Stravaganza, obra que marcó un hito en la historia del teatro del país.

“En esa temporada, estuve con amigos y pude ver el esplendor de ese tipo de teatro, que fue un éxito rotundo e inesperado”, comenta el actor. Con el paso de los años, observa una “mutación” en la escena, un giro hacia la comedia, un fenómeno que es, a su juicio, parte de un ciclo constante dentro del teatro.

Esta temporada, Breitman se encuentra inmerso en Exit, una obra del dramaturgo catalán Agustí Franch, que destaca no solo por su contenido sino también por su exigencia física.
“La comedia que estamos haciendo requiere un humor físico, que va desde el principio hasta el final. Cada personaje está muy estereotipado, lo que hace que la actuación sea muy teatral, algo alejado de lo natural que vemos en la televisión”, explica Breitman. La obra, que involucra una dinámica física intensa, pone a prueba los límites de los actores.

El trabajo físico y los desafíos del teatro

Cuando se le pregunta sobre la exigencia física de la obra, el actor no oculta las dificultades que implica realizar una comedia tan demandante: “Hay una parte al final, sobre todo, que tiene mucho trabajo físico, y a veces es difícil, porque uno se rompe un poco. Recién venimos de la consulta con el osteópata y el kinesiólogo. La exigencia es tal que a veces nos olvidamos del límite y, con tal de vivir el momento en el escenario, uno se arriesga. Pero es un riesgo que decidimos asumir por la magia de lo que sucede en el teatro”, cuenta.

Breitman también reflexiona sobre cómo, a pesar de lo físico, lo más importante es mantener la presencia y la conexión con el público. “Lo que me gusta del teatro es que se vive el momento y es un momento único. El teatro es irrepetible. Cada función es distinta, no hay grabaciones, solo ese momento de comunión con la audiencia. Es un vértigo que hay que vivir, y eso es lo que me motiva”, señala.

La importancia de la atención en la era de la tecnología

El actor también se detiene a pensar en la transformación del teatro y el papel del público en la actualidad. “En una época en la que todo pasa por las pantallas, que la gente se siente en una butaca durante una hora y media es un desafío. A mí mismo me cuesta mantener la atención cuando estoy en una platea. A veces me encuentro tentado a sacar el celular”, admite.

Para Breitman, la tecnología ha transformado la manera de interactuar con el público y el arte en general. “La tecnología tiene muchas cosas positivas, pero también ha creado una adicción a la inmediatez. En un segundo, pasas de una imagen a un video, y luego a una película. Todo es rápido, todo está a un clic. El teatro, en cambio, requiere paciencia, presencia y concentración”, reflexiona.

A pesar de las distracciones de la era digital, Breitman sostiene que el teatro sigue siendo un espacio único de conexión. “El teatro es algo distinto. El público está allí, mirando, escuchando, sintiendo. Y eso es lo que necesitamos: atención, presencia. El espectador tiene que estar pendiente de lo que sucede en el escenario. Es una conexión real que no se puede sustituir por ninguna pantalla”, afirma con convicción.

El teatro como refugio y aprendizaje constante

Dan Breitman también aprovecha para hablar sobre el impacto del teatro en su vida personal. “Para mí, el teatro es un refugio. Cuando no estoy actuando, voy al teatro. Me siento como en casa, como si estuviera en un lugar seguro”, dice el actor. Además, destaca la importancia de trabajar en equipo y aprender de sus compañeros. “Me gusta mucho el trabajo grupal. Hacer teatro en equipo me da una nueva perspectiva. A veces, en proyectos solistas, uno se ve obligado a producir y estar en control de todo. Pero en proyectos como Exit, el trabajo compartido me da un plus, me permite crecer y aprender”, señala.

Reflexiones sobre la vida y la salud mental

Fuera del escenario, Breitman tiene intereses que lo acercan al campo de la salud mental y la neurociencia. “Me apasiona mucho el tema de la salud mental. Hace tiempo que hago terapia y me interesa todo lo relacionado con la química del cerebro”, revela. Recientemente, se ha sentido atraído por los estudios de la psiquiatra Marian Rojas, autora de ¿Cómo hacer para que te pasen cosas buenas?, un libro que lo ha impactado profundamente. “Creo que todo está aquí, en nuestra mente. Todo lo que vivimos, sentimos, cómo nos relacionamos, todo tiene que ver con la química de nuestro cerebro. Eso me interesa mucho, porque no solo quiero comprenderlo, sino también incorporar esos conocimientos a mi vida”, explica.

El futuro y la incertidumbre

Finalmente, Breitman se muestra optimista pero realista sobre su futuro. Cuando se le pregunta si no hubiese sido actor, cómo se vería, responde sin dudar: “No me imagino trabajando en un banco, ni en algo tan estructurado. Me veo más en algo relacionado con las relaciones humanas, con el tema de los vínculos. Me apasiona todo lo relacionado con la salud mental y el bienestar”, concluye.

Con su humor característico y su pasión por el teatro, Dan Breitman continúa conquistando al público con Exit, una obra que no solo invita a reír, sino también a reflexionar sobre los tiempos que corren y la importancia de la presencia en el arte y en la vida.