Un médico psiquiatra fue acuchillado con saña en la madrugada del 17 de abril de 2014 en un departamento de Villa Santa Cruz del Lago, en un complejo ubicado sobre la ruta 38. Carlos Ramírez tenía 65 años y trabajaba en la Hospital Colonia Santa María. Los vecinos del complejo fueron testigos del horror de lo ocurrido esa noche. El hijo del médico, de 32 años, con problemas psiquiátricos, había golpeado la puerta con insistencia. Desde el interior, Ramírez se negaba a abrirle. “¿Con quién estará, con quién estará?”, repetía el joven del que nunca trascendió el nombre. Según las crónicas de ese momento, el padre accedió a abrir la puerta cuando el joven le dijo que estaba con una chica. Mentía. Una vez en el interior, en la cocina comedor, tomó un cuchillo y le asestó 9 puñaladas en el tórax, la espalda y las piernas. El médico murió desangrado en el hall del complejo. El hijo fue detenido. Según el diagnóstico que trascendió, padecía un cuadro de esquizofrenia. Nunca se supo nada más del caso que en ese momento tomó el fiscal Ricardo Mazzuchi.

El horror en Bialét Massé

La muerte tocó a la puerta de otro padre, el fin de semana largo de Semana Santa. El domingo a la madrugada, un joven de 34 años se cruzó con un grupo de chicos que venía de una fiesta en Bialet Massé. Les dijo que tenía el diablo en los ojos y que le había ordenado matar a los López. Él es de apellido López. A esa hora, cerca de las 2, el cuerpo de su padre yacía en la casa de la familia, en calle Del Campillo. Tenía signos de haber sido apuñalado y heridas en los ojos. El perro de la familia, un mantonegro, también fue acuchillado y murió.

El fiscal de Cosquín, Martín Bertone, se hizo cargo de la investigación y determinó la detención del joven y el inicio de una serie de pericias para determinar su estado de salud mental. “Él manifestaba que tenía visualizaciones del diablo que estaba comunicándose con telepatía”, expresó el fiscal. El agresor fue trasladado al Hospital Colonia Santa María donde se le realizarán las pericias para determinar su imputabilidad.

Preguntas con pocas respuestas

En el verano de 2015, todo el país se conmocionó con la historia del “asesino de las sierras”. Sebastián Juárez (26) mató a una mujer en el balneario de Sol y Río y pocas horas después a un puestero en un campo de Cuesta Blanca. En ambos caso, mutiló la nariz de sus víctimas y les quitó el calzado. A Felipe Salinas, la víctima de Cuesta Blanca, lo decapitó. La Policía lo encontró casi de casualidad cuando intentaba huir hacia Mina Clavero minutos después de asesinar a Salinas.

Juárez fue recapturado en San Francisco.

En la Comisaría local, los agentes se asustaron cuando escucharon los gritos de Juárez: “El diablo me mandó a matar”, repetía. Las pericias psquiátricas que se realizaron sobre su cuadro determinaron que era inimputable. Y la resolución judicial fue enviarlo a la Cárcel de Cruz del Eje donde existe un pabellón psiquiátrico.

El nombre de Juárez volvió a mencionarse en los medios este verano. Es que se le autorizaron salidas transitorias y por unas horas se escapó de su casa de San Francisco y en la barriada en la que vive su familia el miedo corrió con rapidez. La Policía lo recapturó y volvió al penal de Cruz del Eje, según se informó en su momento.

Los interrogantes que quedan en el aire en casos de inimputabilidad por cuestiones psiquiátricas giran en torno a si el sistema judicial y carcelario argentino es confiable para manejar estos casos.

 Foto: La imagen principal de esta foto pertenece al crimen del psiquiatra, en Villa Santa Cruz del Lago (Santiago Berioli).