Arquitecto Reynaldo Flehr.

La Policía de Córdoba, por orden de la fiscal Claudia Palacios, detuvo en la madrugada de este miércoles a cinco personas por el crimen del arquitecto Reynaldo Flehr. 

Lo particular del caso es que entre los aprehendidos se encuentra una hija de la víctima, identificada como Irina Lourdes Flehr, la pareja de ésta, Leandro Moscarello, y otros tres sujetos: David Silvestre, Samuel Moscarello y David Suárez.

Tanto la hija como el yerno del arquitecto fueron imputados como partícipe necesarios de homicidio agravado por el uso de arma de fuego, mientras que los tres detenidos restantes, como coautores. 

El móvil del asesinato

El móvil del asesinato sería económico: trascendió que Flehr (padre) se resistía a vender algunas propiedades.

El episodio se registró el pasado 28 de diciembre en el domicilio que la víctima tenía sobre avenida La Voz del Interior al 8.200 de la ciudad de Córdoba.

Los últimos momentos del arquitecto

La última imagen de Reynaldo Flehr con vida se registró, minutos después de las 23, cuando llegó en su auto Honda hasta su vivienda camino al aeropuerto. El hombre, de 61 años, vinculado a corralones y ferreterías, se bajó del vehículo, abrió el portón e ingresó en un chalet que supo brillar con aires de pretensiones en la década de 1970, pero que hoy denota las huellas el paso implacable del tiempo.

No está claro si iba con alguien más en el vehículo o si ingresó solo en el domicilio. La casona en cuyo frente hay dos carteles que anuncian que está en venta, también da, en los fondos, al amplio callejón que supo conducir a una base policial.

En la cámara revisada por los detectives de Homicidios, no se advierten mayores movimientos desde entonces por el frente de la casa. Tampoco que Flehr haya vuelto a asomarse.

Esa parte del chalet recién volvió a mostrar actividad el miércoles 29 de diciembre al mediodía, cuando una hermana del hombre llegó hasta allí preocupada porque hacía largas horas que no lograba comunicarse con él.

Fue entonces que ingresó y se topó con el espanto: a Flehr lo habían asesinado.

Ninguna abertura había sido violentada. Se especula que él o los asesinos se movieron por los fondos de la casa, donde no hay cámaras. Y, sobre todo, se piensa que se trató de un crimen planificado.

Es que el arquitecto primero fue atado de pies y manos con precintos. “Los asesinos no fueron improvisados”, apuntó un experimentado investigador que está trabajando en esta caso bajo directivas de la fiscal Claudia Palacios.

Luego de inmovilizarlo, lo ejecutaron: a simple vista, se advirtió que tenía un balazo entre el cuello y la cabeza. Los peritos forenses determinaron con mayor precisión la trayectoria de la bala y hallaron un segundo disparo, también en la cabeza. Una vaina servida da la pauta de que los asesinos actuaron a sangre fría: lo ejecutaron desde corta distancia.

La casa estaba desordenada. Pero sólo “algo” revuelta, según subrayaría luego una de las fuentes consultadas. Como si los matadores hubieran querido simular la escena de un robo que no fue tal, de acuerdo a lo que se especula hasta ahora.

La computadora y el teléfono del arquitecto estaban allí. Y a simple vista, no se observó el faltante de nada de valor. Por lo menos, hasta ahora.

Tampoco se observó que Flehr tuviera marcas de golpes compatibles con una tortura previa. “No parece que lo hubieran apretado para que dijera dónde escondía algo de valor. No tiene lesiones ni nada. Es como si lo hubieran maniatado y ahí nomás le dispararon”, graficó otra de las fuentes consultadas.

Uno de los precintos, en su mano izquierda, ya estaba cortado cuando su hermana encontró el cuerpo.

Fuente: Cadena 3.