Lo ideal hubiera sido tomar aquella grilla de 2001 y e intentar replicarla, dos décadas después. Tarea difícil: varios de aquellos grupos pioneros del Cosquín Rock no existen más, y los que sí, se guardan para el plato fuerte del 8 y 9 de febrero. Salvo Las Pelotas, que tiene asistencia perfecta y que este sábado 30 cerró una nueva noche de rock en la plaza Próspero Molina.

Pero aunque anclado en bandas “revisitadas”, y sin esquivar cierta nostalgia, el homenaje a los 20 años del festival más federal del país mantuvo la esencia de aquel encuentro inaugural de principio de siglo.

Con buenas apuestas locales –un acierto, que suele ser déficit en la edición tradicional-, el Cosquín Rock Homenaje tuvo a varios referentes del género reversionando los conjuntos que integraron algunas vez, sin caer en una mala versión de ellos mismos.

Así, cuando el sol aflojaba Palo Pandolfo desgranó clásicos de Don Cornelio y la Zona y Los Visitantes –“Ella vendrá” y “Estaré, entre otros- y el bajista Micky Rodríguez repasó temas de Los Piojos, quizás la última gran banda extinta del rock nuestro.

Integrante original de aquel grupo que marcó el rock argentino de los 90 y 2000, Rodríguez inició su presentación bien arriba, con “Cruel/Te diría”, “Chactuchac”, “Taxi Boy”. Tras un remanso no menos intenso –“Luz de Marfil”, “Fijate”, “Tan solo”-, el cierre fue potente: “Fantasmas” y “El balneario de los doctores crotos”, aquel tema icónico que hablaba de despidos, negocios, privatizaciones.

Ahí hubo una clave: así como varias bandas cayeron en el cliché de gritar Aquí Cosquín, al estilo del (mal) recordado Julio Maharbiz, no fueron pocas las que destacaron que los viejos temas que sonaban sobre el escenario tenían más vigencia que nunca. “Son canciones que nunca pasan de moda, por la cosas que dicen”, explicó sobre el escenario el Mono de Kapanga, y su secuaz Mikael cerró la idea con un “lamentablemente” que sonó sentido, verdadero.

La banda de Quilmes hizo lo suyo, con más carisma que calidad interpretativa: arrancó su set con su tema-homenaje al género –“Rock”- y arremetió con clásicos varios: “Bisabuelo”, “Ramón”, “Motormúsica”, “Miro de atrás” y “No me sueltes”. “Tuvieron que pasar 19 años para que estuviéramos aquí de nuevo” soltó el Mono antes de cerrar su set con “A través del universo”, “El mono relojero” y un saludo final apoteótico, que incluyó la recordada cortina musical del programa televisivo Feliz Domingo para la Juventud. Faltaba Silvio Soldán, nomás, y cartón lleno.

Rock y gritos

El desaforado Fernando Ruiz Díaz también se subió al tren de las bandas revisitadas, repasando temas de Catupecu Machu. Un set extenso que levantó al público sobre el final y que abundó en reiterados -¡cuatro ocasiones!- agradecimientos a los primeros organizadores del festival. Los puntos más altos de la banda comandada por este arengador profesional estuvieron en “En los sueños”, “A veces vuelvo” y “Magia veneno”, incluyendo el potentísimo “Dale!” y “Lo que quiero es que pises sin el suelo”.

Hasta que pasadas las 22.30 llegaron Las Pelotas, los ex Sumo –tras la partida de Sokol, sólo Germán Daffunchio- que del reggae inicial han virado a una mezcla de potencia y rock melanco que muy bien les sienta. Número central del evento, arrancaron su enésima presentación en el festival con “Qué podés dar” y un tema nuevo -“Dando vueltas”- de su inminente disco.

Luego propusieron un momento introspectivo –“Víctimas del cielo”, “Como se curan las heridas” y “Personalmente”-, para continuar con “Tormenta en Júpiter” y “Era”, antes del pegadizo “Que estés sonriendo”.

Un Daffunchio veterano pero en forma y Gustavo Jove descollando en la batería lideraron el repaso por temas antiguos y celebrados, como “Solito vas”, “Si supieras” y “Será”, y otra pieza nueva, que incluyó video: la acusadora “Nadie fue”. El cierre fue al palo, con “Esperando el milagro” (más 2001 o 2019, imposible), “Capitán América”, “Shine” y “El ojo blindado”, de Sumo.

Un público satisfecho y variopinto volvió a la Próspero Molina convocado por una grilla mediana, pero que cumplió, y paladeando la edición histórica que se viene, el 8 y 9 de febrero en el Aeródromo de Santa María de Punilla.

Texto: Adrian Camerano
Fotos: Romina Barral