El Juzgado de Control N° 5 de la ciudad de Córdoba confirmó la prisión preventiva contra una banda que ofrecía motos 0km en cuotas sin interés, con escasos requisitos, múltiples beneficios y bonificaciones, aunque sabían que la efectiva entrega del bien nunca se concretaría. Muchas personas habrían sido estafadas.

La conducta de los imputados fue calificada legalmente como asociación ilícita y estafas reiteradas porque pese a las promesas de los integrantes de la banda, el motovehículo nunca llegaba al comprador.

Entre otras consideraciones, el juez Carlos Lezcano afirmó el “ropaje” de la empresa permitió generar el error en varias personas y que los “vendedores” le hicieran suscribir contratos engañosos a las víctimas para que hagan erogaciones perjudiciales para su patrimonio en pos de obtener una motocicleta que no iban a conseguir, “salvo en determinados casos, necesarios, para aparentar seriedad de la empresa”.

La gran estafa de Noah SAS

Los imputados operaban bajo la pantalla societaria de la empresa Noah S. A. S., ubicada en calle Santa Fe 275 de barrio Alberdi, de la ciudad de Córdoba. En ese lugar recibían a sus potenciales clientes, quienes eran seducidos por promociones difundidas en medios masivos de comunicación, redes sociales, folletería, etc., con la intención de adquirir motocicletas mediante tentadoras ofertas e inigualables condiciones de mercado.

En ese local, eran atendidos por vendedores de la empresa quienes, bajo el nombre de fantasía “Noah Creamos Tu Futuro”, exigían un pago inicial en concepto de “solicitud de pedido” y, luego, ofrecían una financiación en pesos sin interés con el valor del vehículo “congelado”.

La empresa asumía el compromiso de entregar la motocicleta seleccionada en un plazo de tiempo escaso, una vez suscripto el plan y pagadas como mínimo tres cuotas. Sin embargo, cuando el cliente solicitaba la entrega del vehículo, le respondían que no había stock en la fábrica y, entonces, le ofrecían un modelo de valor superior o le exigían una nueva entrega de dinero. De esta manera, se aseguraban que los damnificados siguieran haciendo erogaciones perjudiciales para sí y beneficiosas para la “empresa”.

La operación se desarrollaba sin intervención de bancos ni instituciones financieras, sin la exigencia de presentar garantías, antigüedad laboral (recibos de sueldo) o demostrar capacidad crediticia y con la posibilidad de acceder al plan tan sólo con la presentación del DNI.