Alba Germán es la investigadora del Instituto Gullich que está realizando su tesis doctoral sobre el monitoreo satelital de algas en el embalse San Roque, que se concretó con imágenes tomadas entre 2016 y 2019. La cientíica aclaró que el estudio no especifica qué especie de algas se observan desde el satélite y por lo tanto, no se podría decir qué parte está contaminada con cianobacterias y cuál no. Se mide un proxy de la biomasa algal total.

En diálogo con Carlos Paz Vivo, la científica del Instituto Gullich (UNC-CONAE) afirmó que los mayores aportes de nutrientes que alimentan a las algas llegan desde los ríos San Antonio y Cosquín.

“El trabajo se hizo con imágenes tomadas desde 2016 hasta 2019. Es la disponibildad que teníamos de ese satélite, que es el Sentinel 2, que es nuevo y tiene la posibilidad de diferenciar cuestiones más pequeñas por su pixel de 10 metros. Este mejora tres veces más la resolución que anteriores satélites”, expresó la científica.

Alba Germán sostuvo que se generó un algoritmo a partir de las imágenes satelitales que miden la reflectancia de la luz y la relación entre esa luz y la materia (que en este caso son las algas) . Todo eso se determina a través de una fórmula matemática. “Se ve la relación entre la información que da la imagen y las algas que se miden en el embalse en trabajo de campo. Después generamos una serie de tiempo de Clorofila-a” indicó la investigadora y añadió: “Eso se hace con datos de monitoreo que obtiene la Administración Provincial de Recursos Hídricos (APRHI) desde 2008 cuyo diseño se hizo en conjunto con la CONAE”.

Por otro lado, precisó: “La resolución espectral de los satélites con los que trabajamos no nos permite diferenciar la especie de alga. No es una conclusión a la que podemos llegar con la información que tenemos hoy del satélite”.

Germán es licenciada en Gestión Ambiental con una maestría en Aplicaciones de Información Espacial y trabaja en este tema desde 2014. Ahora, está trabajando en su tesis doctoral basada en esta investigación.

Aclaración

“Si bien detectamos una zona en que hay un deterioro del agua a lo largo del tiempo cercana a la salida del efluente de la Planta de Cloacas, no estamos diciendo que esté relacionado con que la planta no esté funcionando bien“, expresó Germán que apuntó que “según el Código de Agua actual, por más que la planta funcione perfecto hay una carga de nutrientes que sigue entrando al lago. Además, el volúmen más alto sigue ingresando por el río Cosquín y el río San Antonio”.

Apuntó que la nota que se difundió esta semana sobre su investigación es de hace un año y medio y ahora se la volvió a hacer pública por razones que desconoce.

“Referimos que las principales fuentes de contaminación son los ríos San Antonio y Cosquín”, insistió la investigadora.