Con 23 grados y un sol radiante, miles de madrileños salieron a las calles y terrazas a disfrutar del día. La falta de electricidad no frenó el ánimo: las cervezas frías y la música espontánea marcaron el ritmo.

Madrid vivió ayer un fenómeno inusual: mientras España se sumía en el caos por el apagón eléctrico más grande de su historia, los madrileños salieron a las calles a disfrutarlo como si fuera un día festivo. Bares, terrazas y veredas se llenaron de vecinos que aprovecharon el sol espléndido y la cerveza fría que todavía corría en los grifos.

Desde primeras horas de la tarde, en barrios como Chamberí, Malasaña y Goya, la postal fue inconfundible: bares desbordados, mesas ocupadas en las veredas, grupos de personas bailando, cantando y levantando sus vasos como si se tratara de una celebración improvisada. Las puertas de los bares también se transformaron en pequeños escenarios de fiesta, con clientela ávida de aprovechar el apagón con humor y despreocupación. Videos que circulan en redes sociales muestran cómo los madrileños convirtieron las calles en un enorme brindis colectivo, y frases como “hay que salvar las cervezas antes de que se calienten” se repitieron entre sonrisas y brindis.

El día acompañó: a pleno sol y con una temperatura de 23 grados, familias enteras paseaban por el barrio como si se tratara de un domingo de fiesta. En terrazas como las de Santa Bárbara y 100 Montaditos, la clientela no dejó de llegar pese a la falta de electricidad, y los bares, aún sin luz, seguían despachando cañas bien frías. En la calle Santa Engracia, un bar improvisó una pizarra invitando a relajarse y disfrutar del momento… siempre que se tuviera efectivo, ya que los pagos electrónicos también colapsaron.

Un tuit viral lo resumió con humor: “Os confirmo que en los bares de Madrid no ha llegado a calentarse la cerveza”, acompañado de una imagen de dos Heineken perfectamente frías. Mientras tanto, algunos vecinos resucitaron viejas radios a pilas para seguir las noticias, y grupos de jóvenes llevaron su propia música y fiesta a las veredas. El apagón, que alteró el ritmo de todo el país, en Madrid encontró otra respuesta: salir, brindar y vivirlo como un día para recordar.