La causa se elevó a juicio, pero ambas partes, señalan a otro hombre como sospechoso del femicidio que ocurrió en Capilla del Monte. La familia de la mochilera dijo que no quieren que un inocente vaya preso

Cecilia Basaldúa, de 35 años, llegó a Capilla del Monte unos días antes de que se declare la pandemia. Era mochilera y su ilusión era asentarse allí para escribir un libro sobre la experiencia que vivió en su recorrido por distintos países.

El aislamiento obligatorio hizo que tuviera que abandonar los lugares donde se hospedaba, y decidió instalarse en la plaza del pueblo. Allí conoció a Viviana Juárez, una artesana apodada “la Rasta”, que le presentó a un vecino, Mario Mainardi.

Días después, le ofreció un espacio en su patio a la joven mochilera, quien accedió a la invitación. Mainardi fue el último que vio con vida a Cecilia. A raíz de una serie de acontecimientos que se conocieron luego de encontrar el cadáver, este hombre se convirtió en el principal sospechoso para la familia de la víctima. 

Sin embargo, la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, elevó la causa a juicio con Lucas Bustos (24) como único sospechoso del crimen cometido entre marzo y abril del año pasado en Capilla del Monte. La Cámara del Crimen de Cruz del Eje, decidirá si fija fecha de juicio oral u ordena una nueva investigación.

Según informó La Nación, la querella y la defensa alegan que el campesino Lucas Bustos no es el asesino de Cecilia, que fue violada y ahorcada, y coinciden en señalar a otro como sospechoso.

“Desde que la figura del femicidio existe en la Argentina, nunca la querella y la defensa fueron por el mismo lado. Este es un caso único”, destacó Sergio Sánchez, codefensor, junto a Hernán Arce, del joven imputado.

Por otra parte, la abogada representante de los Basaldúa, Daniela Pavón, agregó que la causa se elevó a juicio, “pero nosotros, como querella, no vamos a acusar a Bustos. Sabemos que es algo que no se ve mucho, pero la familia no quiere que un inocente vaya preso”.

Ambas partes, coinciden en que la investigación de la fiscal de Cosquín, Paula Kelm, “está repleta de irregularidades y que la única prueba contra el imputado es una confesión realizada en una comisaría a instancias de los presuntos apremios ilegales y torturas a los que los policías habrían sometido a Bustos”.

Esperanzas

La confianza de la familia está depositada en que el fiscal de Cámara reabra la investigación y apunte a Mainardi y también haga foco en la Comisaría de Capilla del Monte.

El padre de Cecilia, dijo que si el caso llega a juicio, “espero que no se lo condene a Bustos, porque es un ‘perejil’. Todo fue armado por la Policía. Es muy difícil luchar contra todo eso desde Buenos Aires, pero vamos a seguir porque los asesinos de mi hija están sueltos”.

Al igual que los Basaldúa, la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación, querellante en la causa, rechazó la decisión de la fiscal de cerrar la investigación y adelantó que tampoco acompañará la acusación.

“Hay una persona detenida sin pruebas. El joven Bustos es miembro de una familia campesina humilde que habita en la zona, más precisamente a unos 3,5 kilómetros de donde se encontró el cuerpo de Basaldúa. Ese solo hecho y su supuesta confesión en sede policial son los argumentos que sostienen su detención”, expresó en un comunicado el organismo federal.

Fuente La Nación