La tristeza, el dolor, y el horror vivido por Carlos Vidosa y su familia hace dos años, resurgen en sus almas y los invaden la bronca, la angustia y muchos interrogantes que hasta el día de hoy siguen sin respuestas. Es que el 24 de agosto de 2015, su hija salió de su casa en búsqueda de trabajo, y se terminó encontrando con la muerte en el Cerro de la Cruz.

El pasado 7 de agosto comenzó el juicio oral y público con jurados populares que tiene como único imputado a su expareja Marcos Haye, detenido en el penal de Bower. Desde entonces, las declaraciones se suceden en la Cámara Séptima del Crimen de Córdoba, y esperan testimonios decisivos para que, según espera la familia de Ingrid, el tribunal lo termine sentenciando a prisión perpetua.

Envuelto en su sufrimiento, Carlos Vidosa recordó: “En un día como hoy y a esta hora, todavía no sabía nada de Ingrid. Estaba en la Departamental a la espera de que la encuentren con vida. Por eso, y después de lo que sucedió, cada día se hace más difícil estar en una sala de esas junto al acusado de matar a tu hija”.

Y hoy no fue la excepción, porque le tocó presenciar el testimonio de Amaya, un policía que fue testigo de cuando Haye ascendió al Cerro de la Cruz junto a Ingrid.

“Dijo que lo vio cuando la estaba subiendo al Cerro; y si bien a ella no la conocía, a él lo tenía visto de otro lugar. Declaró también que cuando al otro día se enteró que Ingrid estaba desaparecida, decidió ir a atestiguar, con el argumento de no le gustaría que su madre, mujer y familiares pasen por una situación así. Eso me conmovió mucho”, expresó.

El juicio continúa

Este viernes prestará declaración una de las personas que terminarían por encausar el juicio hacia su final. Se trata de un compañero de celda de Haye, a quien le habría confesado que la mató, aportando detalles hasta de cómo la ejecutó. No obstante, también ofrecerán testimonios la psicóloga y el neurólogo que atienden al imputado.

Al respecto, Vidosa estimó que solicitarán la inimputabilidad para dilatar la fecha de la condena. Sin embargo, aseguró que desde el inicio del juicio, los testigos que aportaron a la causa coincidieron en el mismo punto: cómo era la vida de Ingrid en sus últimos días, y las reacciones manipuladoras y obsesivas de Haye.

“Con el testimonio de hoy y con el del compañero de celda, creo que se termina de cerrar el círculo”, concluyó.

La familia espera que el Tribunal  resuelva que se trató de un femicidio, figura que contempla la máxima pena estipulada en el Código Penal argentino.