César Nieto está parado frente al asador en el que asa un cabrito que parece estar a punto para servirse. Es de San Francisco (Córdoba) y habla con un vecino de mesa, oriundo de La Pampa, como si lo conociera de toda la vida. “Tomá, tomá un poco de carne”, le dice y su nuevo amigo le agradece y, con mucho respeto, se excusa de aceptar el bocado. En el balneario Playas de Oro nada parece haber cambiado, sólo algunos vendedores que ofrecen “palitos de selfie” a los turistas le dan un toque “tecno” a la costumbre de comer carne de vaca, cerdo o cabrito a un costado del río San Antonio.

El humito puede verse y olerse desde el puente de ingreso al barrio, desde donde también se obtiene una perspectiva de la cantidad de gente que elige este sector del río para pasar el día. Es uno de los balnearios más populares y familiares de la ciudad sobre todo a partir de que en El Fantasio el municipio decidió retirar los asadores.

El asadito a la vera del San Antonio, una opción clásica e infaltable.

El cuarteto es el ritmo que más se escucha en los equipos de audio de los autos o en dispositivos más pequeños ubicados cerca de los asadores.

Como muchos otros César llegó esta semana a Villa Carlos Paz y se quedó para pasar unos días repitiendo el destino que elige desde hace mucho tiempo. “Venimos siempre en familia”, dice y cuenta:”Cada año estamos siempre en Playas de Oro. Siempre encontramos gente conocidos o hacemos una amistad”.

Oferta gastronómica

Enfrente al balneario hay parrilladas y restoranes de playa en los que se puede comer un asado, hamburguesas, choripanes y otros platos a precios económicos. También hay “saladitas” en las que, si alguien se olvidó la toalla, las hojotas o la malla, puede salir del paso y no dejar de meterse al río y caminar por la arena sin quemarse los pies.

El estacionamiento en los balnearios pasó a costar 62 pesos mientras que el alquiler de mesas y asadores asciende a los 75 pesos.