Tras el pico inflacionario de diciembre, por sexto mes consecutivo se observa una caída en los índices de precios, según el informe de mayo elaborado por el Centro de Almaceneros y Comerciantes Minoristas de la Provincia de Córdoba. El estudio anticipa una inflación del 4,8% que confirma la desaceleración, aunque el costo de la Canasta Básica Total sigue siendo elevada.

Con el dato de mayo, la inflación acumulada en lo que va de 2024 es de 79,6%. La tendencia a la baja es significativa, con registros anteriores mostrando una inflación del 9,3% en abril, 10,4% en marzo, 14,8% en febrero, 23,7% en enero y 30,4% en diciembre. Sin embargo, la inflación interanual (últimos 12 meses) aún se encuentra en un alarmante 332%.

Impacto en los bolsillos

A pesar de la desaceleración inflacionaria, el costo de la Canasta Básica Total en mayo ascendió a $998.792. Para una familia de cuatro miembros, la línea de indigencia se situó en $575.690, correspondiente a la Canasta Básica Alimentaria (CBA).

El informe destaca que un 57,8% de los hogares no pudo acceder a la totalidad de los alimentos de la CBA en mayo, cifra ligeramente superior al 57,6% de abril. De aquellos que sí accedieron, solo el 24,8% lo hizo con recursos propios, mientras que el 75,2% restante dependió de algún tipo de ayuda estatal, principalmente la AUH y la Tarjeta Alimentar.

Vanesa Ruiz, representante del Centro de Almaceneros, explicó en Canal Doce que “la razón por la que las familias no ven alivios es porque los ingresos no se han recuperado a la velocidad en que lo vino haciendo la inflación”.

El informe también revela datos alarmantes sobre las condiciones de vida actuales. Un 10% de las familias informó que, debido a la falta de recursos, algún miembro del hogar solo comió una vez al día o dejó de comer durante todo un día.

Además, un 16% de las familias tuvo que realizar acciones no deseadas, como pedir dinero o comida, para conseguir alimentos, y el 18% de los hogares informó que en algún momento del mes se quedaron sin alimentos.

Durante mayo, el 27% de las familias manifestó que algunos de sus integrantes sintieron hambre, pero no ingirieron alimentos, y un preocupante 47% de las familias indicó que, por falta de recursos, algún miembro del hogar dejó de desayunar, almorzar, merendar o cenar.

Para hacer frente a estos desafíos, el 88,5% de los hogares financió la compra de alimentos, ya sea al fiado (47,9%), con tarjetas de crédito (31,8%) o con dinero prestado (8,8%).