Néstor Gobbi, tiene 68 años y hace 8 años fue diagnosticado con mal de Parkinson en el Instituto Fleni de Buenos Aires.

Es ingeniero electricista, lleva toda su vida dedicado a la Dirección General de generación de energía eléctrica y trabajando en una empresa propia dedicada a la construcción de edificios en altura.

Néstor encontró en el tenis de mesa una forma sana de sobrellevar los síntomas negativos de la enfermedad. Hace poco participó de un torneo Senior que se hizo en Carlos Paz, ciudad que es uno de sus lugares de residencia en la casa que posee aquí.

Habla desde su propia experiencia, de su particular y singular manera de enfrentarse a la enfermedad, desde allí pretende hacer llegar su mensaje de superación.

Carlos Paz Vivo dialogó con Néstor, sobre cómo este deporte ayuda a paliar sus síntomas sin abandonar su tratamiento médico.

-¿Cómo llegaste a tu diagnostico?

-Hace 8 años dejaba la Dirección General de Energía Eléctrica y continuaba con mi actividad de construcción de edificios en San Nicolás, provincia de Buenos Aires. En ese momento aparecieron los primeros síntomas, a los cuales no les dediqué demasiada importancia. Pero vino mi hija que estaba viviendo en París, y me incentivó a que fuera a consultar al Instituto Fleni para ver que eran esos síntomas. En la clínica me diagnosticaron mal de Parkinson y me indicaron tres cosas: que había que encontrar la medicación adecuada a mi problema en ese momento, lo segundo reconocer el mal de Párkinson como un problema que yo tenia y no negarlo y la tercera encontrar una actividad física que pudiera exigir la relación cerebro-muscular.

 

-¿Cómo te enteraste que el tenis de mesa te podía ayudar?

-En el Instituto Fleni me incentivaron a buscar fortalecer la relación cerebro-muscular para ver con qué fluidez podía manejarme en el futuro. Yo fui averiguando en Internet qué actividad podía ser importante para el desarrollo de esta relación cerebro-muscular, quería saber cómo fortalecer esta relación. Ahí descubrí que la NASA tenía para sus astronautas la práctica obligatoria de este deporte como la actividad más importante en cuanto a la relación cerebro-muscular, además que exigía al máximo los reflejos. La evolución de mi enfermedad continuó avanzando, a pesar de los remedios y de mi aceptación. Entonces, empecé la práctica del tenis de mesa y en poco tiempo me sacó adelante, de una forma tal, que cada vez que yo estaba en alguna situación compleja con el tema del Parkinson, encontraba que bastaba con que agarrara una paleta de tenis para estar muchísimo mejor. Se transformó, con el tiempo en una situación donde empecé a depender casi exclusivamente de la práctica deportiva del tenis para poder sobrellevar la enfermedad. Descubrí con el tiempo que la práctica, no me curaba definitivamente el tema del mal de Párkinson, pero sí noté que empezaba a retrasar o amortiguar el daño que neurológicamente produce el mal de Parkinson en todas las personas. En ese sentido, el tenis de mesa es el deporte más exigente que se conoce como actividad en donde los reflejos se ponen en funcionamiento. Fue a corto plazo, la medida más importante para yo poder controlar los efectos negativos del mal de Párkinson. También descubrí que en alguna medida empecé a depender casi obligatoriamente de esta práctica. La realidad es que de una vez que yo me posiciono frente a una mesa de un tablero de tenis de mesa y tomo la paleta entre mis manos, siento que vuelvo a ser la persona que era antes de tener esta enfermedad. Yo espero que la divulgación de los torneos mundiales del tenis de mesa y personas que padezcan de la enfermedad y lo practiquen, pueda ser vista como una actividad que ayuda, que se investigue y se llegue a una discusión para reconocer el beneficio que produce este deporte en la gente que tiene esta enfermedad.

descubrí que la NASA tenía para sus astronautas la práctica obligatoria del tenis de mesa como la actividad más importante en cuanto a la relación cerebro-muscular, además que exigía al máximo los reflejos”

 

-¿Con que regularidad practicas este deporte?

-Tengo un tablero en mi casa con el que juego con un robot que me tira pelotitas y eso me permite practicar todos los días, en cualquier horario. La realidad es que esta práctica me ha llevado a una situación donde para sentirme bien dependo de los remedios, por supuesto, de la actitud de aceptar el mal de Parkinson, pero fundamentalmente de la práctica deportiva del tenis de mesa. Hoy, a seis años de haber empezado la práctica deportiva tenis de mesa, puedo decir que no me ha curado el mal de Parkinson, pero sí puedo asegurar que ha detenido el avance de la situación neurológica en su degradación que lleva el mal de Parkinson inexorablemente y eso hizo que no se haya degradado mi situación personal.

¿Cuál es la mirada de los médicos ante la disminución de los síntomas negativos de la enfermedad?

-Los médicos que han visto la progresión de mi estado y la evolución positiva, quiero decir, tanto en el Fleni, como mi médico particular el doctor Hernán Gómez, se encuentran convencidos que el manejo de la situación está bien, porque realmente observan una evolución positiva. Debo aclarar, pero de ninguna manera han expresado públicamente o a través de algún documento que esto se deba o tenga que ver con el tenis de mesa, pero sí indican que la actividad deportiva siempre es importante, a un nivel general. Reconocen, de todas maneras, que en mi caso particular ha tenido una evolución realmente positiva respecto de la enfermedad el practicar este deporte con regularidad.

¿Qué mensaje te gustaría dejar en las personas que pasan por esta situación o conocen a alguien que lo padezca?

El mensaje es muy sencillo. A toda aquella persona que tenga un hermano, un primo, un padre, una persona conocida que esté sufriendo los síntomas del mal de Parkinson en su cuerpo, solamente que le digan que la práctica deportiva de cualquier naturaleza produce un efecto realmente positivo en el estado de ánimo y en el estado de salud de la persona. Con respecto a la actividad que yo practico, es la actividad física más importante que se conoce hoy en el mundo, como medida de respuesta exigente a la relación cerebro-muscular. Además, activa los reflejos que cada uno tiene en su organismo. Simplemente decirles, sobre todas las cosas, que no se abandone, que esta enfermedad es algo que se puede sobrellevar, que se puede reconociéndola. Si practican una actividad física importante, pueden obtener alguna situación mucho más beneficiosa que la de quedarse en su propia casa sin hacer nada esperando el desarrollo de la enfermedad. No abandonarse, esa es la consigna.