La conmoción que generó la muerte de Alejandra “Locomotora” Oliveras sigue resonando en el ambiente del deporte argentino.

Soledad “Bonita” Capriolo, exboxeadora profesional, entrenadora y una de las mujeres que la conoció de cerca, compartió su testimonio en una entrevista con “A la Mañana Noticias” por Canal 2.

Carpriolo repasó vivencias personales y reflexionó sobre el legado de una campeona que trascendió los límites del ring.

En el gimnasio que dirige en Villa Carlos Paz, reflexionó: “Cuando la conocí, yo recién comenzaba como amateur y ella ya era campeona del mundo. Me la crucé por primera vez en una pelea provincial donde me dieron un empate injusto. Ale, con su estilo inconfundible, se acercó y me dijo: ‘¡Te chorearon! ¡Andá y hablá!’. Era puro fuego, frontal, motivadora, imposible de ignorar”.

Convocatoria de la Locomotora

Años más tarde, Oliveras la convocó para formar parte de su equipo de entrenamiento en la previa de una defensa del título mundial en México. Soledad viajó a Santa Fe y convivió con Alejandra durante diez días de campamento, compartiendo entrenamientos, mates y charlas profundas.

“La primera vez que entré al gimnasio y la vi vendándose en un rincón, con ese cuerpo imponente, me pregunté qué hacía yo ahí. Impresionaba. Pero fuera del entrenamiento, era otra: amable, cálida, con un corazón enorme”, confesó.

Capriolo remarcó que el impacto social de Oliveras iba más allá del deporte. “No se lloró solo a la boxeadora, sino a la mujer que desde las redes motivaba a miles. Era una influencer de la vida. Cada mañana se levantaba no para entrenar por títulos, sino para empujar a otros a levantarse también. Tenía una historia muy dura, con episodios de violencia que logró superar sola. Su cuerpo era su defensa. Por eso su mensaje era: ‘Hacé algo por tu vida, levantate, movete, no te quedes’”.

Sobre la posibilidad de que la ex campeona mundial hubiese consumido anabólicos, como se insinuó en los días posteriores a su muerte, Soledad fue prudente. “Nunca lo supe. Tal vez usó algún complemento, porque su cuerpo era impresionante. Pero un ACV le puede pasar a cualquiera, hasta a quien está sentado en una oficina sin entrenar. No creo que le haya quedado algo pendiente. Su mensaje era vivir hoy, amar hoy, reír hoy. Y lo hizo”.

Respecto al rol de Alejandra en la historia del boxeo femenino argentino, Capriolo fue clara: “Cambió muchas cosas desde lo simbólico. Nos representó, nos visibilizó. Aunque en lo deportivo todavía falta mucho. No todas estamos de acuerdo, por ejemplo, con igualar la duración de los rounds. Pero Ale era así: intensa, decidida, con ideas firmes, moldeadas por una vida que fue combate tras combate”.

Sobre el final, Soledad respondió si la imagen que veíamos de “La Locomotora” en redes o en los medios coincidía con su intimidad: “Era auténtica. Lo que veías en sus videos era exactamente lo que veías en persona. Conmovedora, poderosa, humana. Siempre fue ella”.

Alejandra Oliveras falleció a los 47 años, pero su legado sigue más vivo que nunca. Como resumió Capriolo: “Su verdadero campeonato fue inspirarnos a todos a no rendirnos nunca”.