En el Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, la Iglesia en Argentina reitera su compromiso y exige mayor presencia estatal para combatir el avance del narcotráfico en barrios vulnerables.
En una jornada dedicada a la concientización global sobre el flagelo de las drogas, la Conferencia Episcopal Argentina ha emitido un contundente mensaje, reafirmando su inquebrantable compromiso en la lucha contra el narcotráfico y el consumo de sustancias ilícitas. Los obispos destacan que esta problemática representa “una herida profunda en el corazón de tantos jóvenes, muchos de ellos en situaciones de extrema pobreza”.
El comunicado subraya la preocupación de la Iglesia ante la retirada del Estado en ámbitos vulnerables, lo que, según los prelados, “abre paso al avance del narcotráfico, que ocupa ese lugar vacío y se convierte en una suerte de ‘Estado paralelo'”. En este escenario, los narcotraficantes “ofrecen a los jóvenes una vida corta pero aparentemente mejor, un cambio de su dignidad, su libertad y, muchas veces, su vida”.
Desde hace años, diversas comunidades eclesiales a lo largo y ancho del país —incluyendo parroquias, capillas, Hogares de Cristo, Centros Barriales, Cáritas y Fazendas de la Esperanza— han acompañado “de manera silenciosa, cercana y constante” a quienes han caído en la adicción, buscando ofrecerles una salida. Esta labor, nacida de la fe, se realiza con la convicción de que “nadie está perdida para siempre”.
Sin embargo, la Iglesia enfatiza que la prevención y la educación son pilares irremplazables en esta lucha, concretados en espacios de contención, escucha y formación. Por ello, instan a las autoridades nacionales, provinciales y municipales a “reconocer y sostener el trabajo que ya se realiza en el territorio, aportando los recursos necesarios para potenciarlo y ampliarlo”. Advierten que “sin una presencia constante del Estado y el compromiso de toda la sociedad en la formación de nuestros niños, niñas y adolescentes, estaremos siempre corriendo detrás del problema”.
El episcopado argentino también hace un llamado urgente a no desfinanciar las obras de contención y recuperación, ni a demorar la ayuda o relegarlas a la buena voluntad de voluntarios, ya que esto se convierte en “una forma indirecta de condenar a muchos a la muerte”. Resaltan que “la recuperación no es un camino solitario: se sostiene en vínculos, en el abrazo de una red fraterna, en la pertenencia”. Por lo tanto, es fundamental “cuidar y fortalecer estas comunidades que salvan vidas todos los días”.
El mensaje concluye con una sentida gratitud a todos los que trabajan incansablemente en esta causa, y un mensaje de esperanza para quienes están atravesados por la drogadependencia: “No nos resignamos a perderlos. Porque creemos en Cristo, confiamos en la fuerza transformadora del amor, del encuentro y de la comunidad. No se desanimen. Pidan ayuda. No dejen de llamar a la puerta de todos cuantos queremos ayudar”.





