Cuando terminó 2015, el nuevo gobierno de Esteban Avilés recién asumía y nada hacía presumir el descalabro en el que se transformaría la alianza que llegó al poder en 2011 y que recibió un espaldarazo en 2015 que sorprendió a propios y extraños.

Todo sucedió muy rápido y la primera baja del esquema de Carlos Paz Unido fue Walter Gispert, hasta agosto presidente del Concejo de Representantes. Lo que comenzó como una crisis de comunicación y de operaciones políticas de segundas y terceras líneas, terminó con la ruptura entre el intendente y el que hasta entonces era su principal socio político. Los pases de factura tuvieron el peor final para la coalición. Los avilecistas le endilgaron a Gispert adelantar los tiempos electorales y meterse de lleno en su ambición personal: ser el candidato a intendente en 2019. Hubo un hecho que marcó un antes y un después en este sentido y que tiene como centro un lugar y un sentimiento caro a los argentinos que aman la democracia: la sesión conjunta entre los Concejos de Carlos Paz y Malagueño realizada en el exCentro de Detención en La Perla. Los avilecistas sintieron que quedaron detrás en el protagonismo y en la decisión final en este tema al igual que otras cuestiones que se avalaban desde la presidencia del Concejo. Los juecistas, encabezados por Gispert, comenzaron a jugar sus piezas con aliados impensados hasta ese momento como la concejala radical Natalia Lenci. Después del temblor inicial, Gispert salió a plantear que Avilés lo había traicionado y desde ahí comenzó a mostrar junto a los suyos un claro discurso opositor que se plasma también en los proyectos elevados al cuerpo legislativo. Se refundó Cambiemos Carlos Paz y el escenario quedó armado de otra forma: Avilés pegado a la gestión del gobernador Juan Schiaretti y Gispert al gobierno de Macri y a sus exenemigos del radicalismo local como Carlos Felpeto.

En las últimas semanas, Omar Ruiz, el otro integrante de la alianza tripartita de Carlos Paz Unido, comenzó a mostrar signos de alejamiento. A la par de su inclusión en el esquema nacional de Margarita Stolbizer, el edil y exsecretario de Calidad Institucional sacudió el tablero la última semana al cuestionar un decreto que, según su observación, va en contra de la decisión popular en la formación del Presupuesto Participativo. Su sucesor en la Secretaría, Darío Zeino, fustigó duramente sus dichos con un discurso similar al de un intendente que asume su cargo en reemplazo de un adversario ya que cuestionó el funcionamiento de la cartera cuando estaba en manos de Ruiz (pero dentro del mismo gobierno de Avilés).

Enfrente, los demás partidos miran la pelea aún sin tomar conciencia de los tiempos políticos que corren. 2017 es un año electoral: Habrá comicios para elegir diputados nacionales, senadores nacionales y, ¡oh sorpresa!, para decidir quién será el Defensor del Pueblo de Carlos Paz.

La pelea por la sucesión arrancará antes: sabido es que Avilés no puede volver a presentarse y deberá sacar de la galera algún candidato potable si quiere que su espacio continúe en el gobierno. Enfrente tiene ya candidatos cantados: Walter Gispert, Omar Ruiz, el exintendente Carlos Felpeto: el presidente de la UCR, Jorge Lassaga, Mariana Caserio del PJ, y algunos otros que todavía no quieren aparecer pero ya no disimulan sus ganas.

Así las cosas, nos esperan meses de mayor conflictividad política, de planteos de uno y otro costado del arco partidario local.