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Carlos Paz de sentires y placeres: Mi rinconcito en el río

Un espacio de tranquilidad, paz y belleza, de conexión con la naturaleza es para mí, uno de los rinconcitos del Balneario El Diquecito de Villa Carlos Paz. Ese lugar del río Los Chorrillos, propicia la quietud y la calma necesarias para mantener el equilibrio, cualquier día del año. Incluso, por la mañana temprano, también se lo puede visitar en épocas de temporada alta como el verano que estamos transitando, cuando la ciudad está abarrotada de turistas.

Oir el sonido del agua a conciencia, cayendo de las pequeñas cascadas, sentir la brisa del viento sobre la piel, o el calor de las piedras al sol que puede constrastar con el frío clima en invierno o volver más intenso el calor en primavera y en verano- nada que no pueda resolverse con un buen chapuzón en sus aguas transparentes-, son pequeños placeres de la vida natural que ningún humano atosigado por las múltiples pantallas y el ritmo acelerado de la vida posmoderna, debería perderse.

Vale la pena dejarse llevar por otras “intensidades” que no tengan que ver con el trabajo, las redes sociales, “el deber ser” en distintos órdenes de la vida, las obligaciones cotidianas sin respiro. Si alguien logra estar off line al menos por un rato, en un rincón como ese, se resetea no solo la cabeza de tanto dato, sino también las energías vitales y el espíritu. Puede sonar a receta fácil, pero funciona cuando se consigue disfrutar del momento.

Observar la vegetación, las aves como la lechuza y el picaflor que suelen aparecer mucho en ese sector y algún que otro animal que sorprende en la playa rocosa, como las lagartijas o las iguanas, son parte del deleite de un paisaje serrano que no solo brinda todo su esplendor y bondades a quien lo contemple, sino que también nos cuida si sabemos acudir a él y apreciarlo en toda su magnitud. Nuestro deber es protegerlo también con todo lo que ello implica, a este y a los miles o millones de rincones naturales de la Villa, de la región, de la provincia, la país y el mundo….

Mi rinconcito en el río de esta hermosa ciudad turística es un lugar de remanso, de añoranzas, de recuerdos de infancia, de aromas a hierbas serranas. Es el diálogo tranquilo, el pensamiento pausado y la posibilidad de compartir cara a cara con otros algún momento, disfrutar del encuentro. Es el eco de la risa de los niños y sus castillitos de arena, es el juego en el agua, es gozar de la vida al aire libre. Es la libertad en medio de la pandemia. Es el sol, el agua, el viento, un resplandor de vida de a ratos, es “el momento”…