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Santiago Carreño: el hombre que encendió la pantalla de los teatros en Carlos Paz (Primera Parte)

Hablar de la historia del teatro en Villa Carlos Paz es hablar también de un hombre que, desde las sombras de la cabina, iluminó las salas con su ingenio y su pasión. Santiago Carreño fue uno de los pioneros en llevar la publicidad audiovisual a los teatros de la villa, un oficio que nació casi por intuición y que acompañó, durante más de cuatro décadas, el crecimiento del espectáculo en la ciudad. Santiago es, además, un decano del periodismo del automovilismo en Argentina, un tema del que hablamos en un segundo episodio de esta entrevista.

“Fue muy curioso cómo empezó todo”, recuerda Carreño, que en los años setenta trabajaba como inspector de calidad en Renault Argentina. “Éramos cinco mil empleados y apenas cinco inspectores. Pero un día me di cuenta de que mi camino no estaba ahí. Un delegado me dijo: ‘Vos en la radio tenés más futuro que acá’.”

Aquella charla cambió su destino. Dejó la fábrica y usó la indemnización para comprar su primer proyector y comenzar a hacer publicidad en el cine Yolanda, donde hoy está la Galería L´Strada.

A partir de ese momento, su vida se mezcló con la luz de los proyectores. Con Tito Villa, su compañero de aventuras, empezó a crear pequeñas piezas publicitarias en formato Super 8, y a proyectarlas en los teatros de la villa, como el de Piccini o La Sombrilla. Corría el verano de 1978 y el teatro carlospacense comenzaba a tomar fuerza como un fenómeno artístico y turístico.

“Usábamos unos proyectores que daban una luz fortísima con carbones en corto circuito. Después vino el Super 8, las diapositivas, y más tarde los proyectores digitales. Fui pasando por todas las etapas tecnológicas”, cuenta, con una mezcla de orgullo y nostalgia.

Su pasión lo llevó a recorrer las salas más emblemáticas de la ciudad: el Teatro del Lago, el Teatro del Sol, La Sombrilla. Con los años, la publicidad se volvió parte inseparable de la experiencia teatral, una pausa entre actos que él mismo se encargaba de hacer brillar.

Carreño no solo fue testigo del crecimiento del teatro, sino también de su transformación. “Los primeros generadores de teatro fueron Piccini, Pereyra, Bertorello, Pablo Cava y Pablo Sitoni, Domingo Marimón. Ellos iban a Buenos Aires a programar, a buscar obras y elencos. Hoy los productores vienen a buscar las salas: Carlos Paz ya está instalado.”

Los amigos de verdad

Su vínculo con Pablo Caba fue, quizá, el más fuerte. “Pablo fue el mejor amigo que conseguí en este camino. Cuando me llamó para que trabajara con él en el Teatro del Sol, me dijo: ‘Esta es tu sala’. Desde entonces, fue mi casa.”
La muerte de Cava en julio de 2023 lo marcó profundamente: “Él falleció el 10 de julio y yo cumplo años el 11. No me voy a olvidar nunca esa fecha.”

Santiago Carreño vivió la evolución del teatro desde adentro, pero también la del público, los artistas y la técnica. Hoy, en tiempos de pantallas LED y contenidos digitales, sigue yendo cada noche al teatro, aunque ya no haga falta estar frente al proyector. “Antes había que atender el Super 8, limpiar la lente, cambiar la lámpara. Ahora apretás un botón y arranca. Pero yo sigo yendo igual. Es una costumbre, y también una manera de agradecer.”

Cuarenta y cinco años después de aquel verano del 78, el hombre que llevó la publicidad a los teatros de Carlos Paz sigue siendo parte del ritual escénico. “Lo hice porque me gustaba —dice—, y porque sentí que nadie lo hacía. Fue una intuición, algo mío. Por eso todavía me siento dueño del sistema.”

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