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Ribetti criticó la decisión de licitar las refacciones en la Sala de Convenciones

La reciente licitación lanzada por el intendente Esteban Avilés para refuncionalizar la Sala Municipal de Convenciones abrió una fuerte polémica en Villa Carlos Paz. El concejal Daniel Ribetti calificó la iniciativa como “la licitación de la vergüenza” y cuestionó duramente a la gestión oficial por lo que considera más de una década de abandono deliberado de ese espacio cultural.

Ribetti sostuvo que según los registros presupuestarios publicados por el propio municipio, entre 2015 y 2024 la ejecución de partidas destinadas al salón nunca superó el 32% anual, con un promedio cercano al 17%. Para el edil, esas cifras confirman que “los recursos se presupuestaron varias veces pero nunca se aplicaron”.

Además, recordó que en abril de 2023 presentó un proyecto para declarar la emergencia del sector y que en aquel momento denunció que el edificio se había convertido en una “convención de ratas y de mugre”. Las imágenes que acompañaban su planteo mostraban goteras, baños clausurados, pasillos deteriorados y depósitos improvisados en lugar de salas de ensayo.

“Mientras el techo del escenario se llueve, la orquesta municipal pasó de 60 músicos locales a apenas una decena, completada con intérpretes de Córdoba. Es una muestra del vaciamiento cultural”, señaló Ribetti, al tiempo que reprochó que los docentes tuvieran que dar clases en pasadizos húmedos y sin ventilación.

La contradicción más llamativa, agregó, se dio en septiembre de 2021, cuando el propio Avilés inauguró el Encuentro Provincial y Regional de Destinos Sede de Eventos junto a su funcionario de Turismo, Deporte y Cultura, Sebastián Boldrini. “Mientras hablaban de reactivación, la sala llevaba más de diez años de abandono presupuestario”, ironizó.

El concejal expresó, además, que el malestar de los trabajadores municipales que se desempeñaban allí quedó registrado en numerosos reclamos y memorándums. En 2021, incluso, un camión descargó 2.500 bolsones de alimentos que permanecieron en el edificio hasta su reubicación, lo que terminó de consolidar su uso como depósito.

Ribetti exige que, antes de avanzar con la licitación, los funcionarios den explicaciones públicas sobre el destino de los fondos que se presupuestaron durante años. “La sala no debería ser un galpón con ratas, sino un espacio comunitario para las escuelas, las instituciones sociales, el teatro y la música local. Si algún día la refuncionalizan, que quede claro que las reparaciones deberían pagarlas de su propio bolsillo los mismos que permitieron su destrucción”, afirmó.

Y agregó: “Es un negocio redondo, lo dejan venir abajo, privan a la comunidad de su uso, le bajan el precio y luego lo presentan como un logro de gestión. Lo peor de la política”.