Smart, un mono capuchino que vivía en la Reserva Proyecto Carayá en La Cumbre, falleció en las últimas horas y dejó un profundo vacío entre quienes lo conocieron. Era reconocido no solo por su inteligencia y carisma, sino también por su comportamiento único, que lo distinguía incluso dentro de su especie.
Alejandra Juárez, fundadora del Proyecto Carayá y su cuidadora principal, lo despidió con un emotivo mensaje en redes sociales. “Adiós mi querido Smart. De bebé se te puso ese nombre, porque eras distinto al resto, justamente eras el más inteligente. Y también el más talentoso, ingenioso y diplomático, esta última no una característica común en tu especie”, escribió.
Juárez recordó que Smart se perfilaba como un líder nato, lo que en el mundo de los capuchinos, al igual que en las sociedades humanas, puede generar recelo y aislamiento. Aun así, supo ganarse el respeto de su grupo de una manera única. En los últimos tiempos, se había reinventado como guía y protector de los monitos juveniles, quienes lo seguían y admiraban.
Smart tenía una curiosa fascinación por los espejos. “Verlo hacer muecas frente a su reflejo era algo único”, contó Juárez, evocando su espíritu lúdico y su gran inteligencia emocional.
Otra de sus cuidadoras, Malen Pilsel, también lo despidió con cariño. “Era un verdadero personaje, lo pueden recordar en un video que publicamos de él viéndose al espejo obsesionado con su guapeza y curiosidad infinita de ‘qué es esto’”, expresó. Entre anécdotas, recordó con humor que en una ocasión, Smart incluso arrancó los espejos de su Renault 12.
El mono capuchino murió en un acto de valentía, protegiendo a uno de los miembros más jóvenes del grupo. “Nunca vi un acto tan honrado y tan respetable de protección hacia los suyos”, expresó Pilsel.
Desde su partida, sus compañeras humanas y animales notaron el impacto de su ausencia. “Desde anoche, el grupo de capuchinos está en un profundo silencio. Algo nunca antes visto”, relataron. “Ese silencio creo que fue la manera de honrarte, y yo te honro con estas palabras: adiós, mi querido mono más humano, que muchos humanos”, cerró Juárez.
Smart también fue protagonista durante el incendio forestal de 2020 que afectó la reserva. Su comportamiento en ese momento volvió a dejar en evidencia su excepcionalidad. “Desde un árbol, con sonidos de mando, incentivaba a mi hija para que apagara el fuego”, recordó Juárez. Pilsel también lo vivió: “Apenas llegué al grupo 4, él me gritaba como dándome órdenes para que atacara ese monstruo rojo. Me miraba y miraba al fuego. Era como si entendiera”.
Smart no era solo un mono. Era un símbolo de la sensibilidad, la inteligencia y la resiliencia que la naturaleza aún puede enseñarnos. Su legado quedará en la memoria de quienes lo cuidaron, y en el corazón de quienes aprendieron de él.