Quienes transitaron durante la última semana a la vera del río San Antonio, cerca de la zona céntrica de la ciudad, habrán podido advertir el olor nauseabundo producto de la acumulación de algas en el sector. Pero, ¿qué son esas manchas azules que se forman en la superficie?

En diálogo con Carlos Paz Vivo!, el ingeniero en Recursos Hídricos, Juan Carlos Sola, explicó que esas manchas no son otra cosa más que las mismas algas en estado de putrefacción, tras su muerte y descomposición. “El exceso de algas produce falta de oxigenación en la zona de acumulación, lo cual genera la muerte de estas algas. Al morirse se transforman en esas manchas azules, grisáceas”, detalló.

La imagen desde abajo.

De hecho, el olor nauseabundo que se siente en esta zona del río San Antonio emana de esas manchas con algas en estado avanzado de descomposición.

¿Cómo se produjo semejante acumulación de algas en la desembocadura del río?

El ingeniero Sola señaló que este fenómeno es cíclico y responde al proceso de “eutroficación” (o eutrofización) que sufre el lago desde el momento mismo que fue diseñado, hace más de un siglo. “Es un proceso natural que se produce en los lagos artificiales por aporte de nutrientes. Estos aportes se han incrementado notablemente en los últimos 30 o 40 años como consecuencia de las actividades antrópicas que realiza el hombre en el ámbito rural de la cuenca del lago, y en los ámbitos urbanos”.

El especialista especificó: “En los ámbitos urbanos, en particular, la falta de tratamiento de líquidos cloacales es el factor más importante en la generación de estos nutrientes que van al río, aunque no es el único. Y en los ámbitos rurales, los nutrientes provienen como consecuencia de la deforestación, incendios, basurales a cielo abierto, minería a cielo abierto, etcétera”.

En la desembocadura de los ríos es el lugar donde se acumula sedimento en el fondo, porque los ríos descargan ahí lo que las crecientes del verano arrastran. Esa acumulación de materia orgánica produce alimento para las algas en un sitio propicio (por temperatura del agua, temperatura y humedad ambiente y radiación solar), lo cual genera un desarrollo de las mismas de manera desenfrenada, argumentó Sola.

“Si a eso le sumamos que tuvimos vientos del norte, que hacen que las algas del resto del lago sean arrastradas desde el norte hacia el sur y se metan en las desembocaduras de los ríos, esto produce una acumulación fenomenal de algas”.

Como se detalló en los primeros párrafos de esta nota, esa acumulación de estas algas produce falta de oxígeno en el agua y la consecuente muerte de las mismas.

¿Cuál es la solución?

El saneamiento integrado de la cuenca es la solución de fondo para este tipo de episodios cíclicos, aseguró el ingeniero. Y fue contundente: “Este proceso de recuperación puede llevar muchas décadas”.

También aclaró que la cosechadora de algas “sirve para ejemplares de un tamaño considerable, pero lo que hay ahora acumuladas son algas microscópicas agrupadas, por lo que utilizar esa máquina podría ser apenas un paliativo”.

¿El contacto con estas algas puede afectar la salud?

“El consumo del agua en el sector y/o la exposición en las zonas de acumulación de algas es totalmente desaconsejable porque tienen componentes tóxicos”, explicó el entrevistado.

Nota vinculada: La experiencia de remar entre las algas del río San Antonio