Este jueves, a las 20.30, se presentará el libro “Centro como lugar de la cita. Pizarnik, Eliade y Carroll” de Verónica Walter, en la librería El Fauno (Belgrano 150).

El primer libro publicado por la autora, es un ensayo filosófico sobre el concepto de centro en la obra de la poeta argentina Alejandra Pizarnik.

“Me inspiró la obra de la poeta, la conocí en el 2002 y su obra desde entonces no ha dejado de fascinarme, en ese momento leí su poesía, luego su prosa y finalmente salieron publicados sus diarios”, explica Verónica, y agrega: “Debo confesar que los diarios es un género que me gusta leer, aprendo mucho de los escritores a través de ellos. De los que más me han gustado, además de los de Alejandra son los de Anaïs Nin y de Kafka”.

La poeta en una entrevista que le hicieron al final de su vida reveló que la frase “Sólo vine a ver el jardín”, de la pequeña Alicia en el país de las maravillas (Lewis Carroll),  es una de sus obsesiones. Para Pizarnik, el jardín simboliza el lugar de la cita, del encuentro o dicho en palabras del historiador de las religiones Mircea Eliade, el centro del mundo.

Así nace este trabajo que busca recorrer el camino de este símbolo el centro como lugar del encuentro desde estos tres autores Pizarnik, Eliade y Carroll. Centro cobra diferentes significados, entre ellos es el lugar donde se produce la cita, la fusión entre lo sagrado y lo profano, el punto de unión de estos elementos. Así como el poema, es para la poeta el lugar del encuentro.

-¿Cómo fue el proceso de hacer el libro?

– El libro nació como mi tesis final de grado para la Universidad Nacional de Córdoba, allá por el año 2011 desde ese momento he andado un largo camino hasta llegar hoy a la publicación. Tuve la oportunidad de viajar a EEUU a la Universidad de Princeton donde accedí a los manuscritos originales inéditos de la poeta y estuve trabajando con ellos unos 15 días. Durante tres años  con interrupciones trabajé en el libro hasta que lo presenté en 2014 en la Universidad. Y de ese tiempo para acá fue convertirlo en libro (sacando algunas formalidades del rigor académico), pidiendo autorización a los herederos de Pizarnik y a la editorial que tiene los derechos, corrigiendo el texto de la mano de una correctora amiga Gabriela Carrión y finalmente Juan Maldonado de Alción Editora hizo la edición del texto.