Por Fernando Agüero. El intendente Esteban Avilés abrió el fuego en pleno verano al presentar a quien será su candidato a sucederlo por el esquema de Carlos Paz Unido. Daniel Gómez Gesteira es el dirigente en quien más confía el actual jefe de Gobierno para la continuidad en el poder de su frente político.

Este adelantamiento de la campaña para las elecciones municipales del 30 de junio aceleró los tiempos de los que quieren arrebatarle el Palacio 16 de Julio al avilesismo. En ese universo, difuso todavía, están los ex aliados devenidos en ultra opositores Omar Ruiz y Walter Gispert; la legisladora del peronismo Mariana Caserio, los radicales no alineados al Gobierno local como Carlos Felpeto, Jorge Lassaga y Daniel Velázquez; el exlegislador Rodrigo Serna, los referentes de partidos vecinales como Víctor Curvino, Leo Mangoldt y Osvaldo Mercado, el exsecretario de Políticas Saludables, Emilio Iosa, el sindicalista Carlos Orso y otros que todavía no se lanzaron pero están en las gateras.

Todo acto es político en cada movimiento de un dirigente de la vida social, empresarial y -valga la repetición – política de una comunidad. Y si se enciende el fósforo de la campaña electoral en pleno verano, cuando la ciudad está más preocupada por los vaivenes de la temporada, están latentes los riesgos de la utilización de cada acción de gobierno, cada postura dentro del organismo en que los dirigentes actúan, cada gesto en las redes sociales, que pueden ser interpretado (y casi siempre lo es) un modo de acercarse a la opinión pública para seducirla.

En los últimos días se han intensificado los mensajes cruzados, las operaciones políticas en medios periodísticos con nulos escrúpulos a la hora de la extorsión y la compraventa de “información” y todo tiene que ver con una campaña adelantada, con temores anticipados y necesidades personales disfrazadas de interpretaciones sobre lo que “la gente quiere” para la ciudad.

Se respira, además, un clima denso en torno a lo que se puede decir o no decir, los que pueden hacer política con sus actos y planteos y los que no deberían salir a hablar porque son parte de otro esquema, o del pasado, o de lo que no está acorde al pensamiento dominante.

Este verano es particularmente complicado. La crisis económica, esa a la que los argentinos solemos amoldarnos con la astucia de un maestro de magia, ha calado hondo en tanto en los vecinos como en nuestros visitantes de cada temporada. Y por más optimista que sea el número de la ocupación que se informe, está claro que el saldo no será el que los operadores esperaban y que el año que recién empieza será difícil de transitar.

En medio de todo esto, se nos viene un año en que mucho de lo que nos pase como país estará teñido de colores políticos, de afanes partidarios y de una búsqueda de captar la atención pública en cada dirigente y espacio.

(*) Fernando Agüero es director periodístico de Carlos Paz Vivo!