Los vecinos de la ciudad se quejan del olor nauseabundo que emana del río San Antonio, como consecuencia de la putrefacción de las algas. Pero peor es la situación de la familia García, que sostiene su economía de los ingresos que genera la actividad de los hidropedales en la zona céntrica.

En diálogo con Carlos Paz Vivo!, Charly contó que la actividad está totalmente frenada por estos días debido a la cantidad de algas acumuladas en la desembocadura del río San Antonio. “Esta situación nos afectó el laburo. No podemos trabajar con el olor que hay en la zona del puerto. Somos una familia entera que vivimos de esto”, se lamentó.

García se dedica desde el año 2000 al alquiler de las bicicletas acuáticas y atiende a sus clientes en el local Puerto de Arena ubicado en el margen este de la costanera sobre avenida Sabattini, entre los puentes Carena y Cassaffousth. Cuenta con 14 embarcaciones y una lancha de apoyo.

“Este finde largo veremos si podemos trabajar, lo necesitamos. Estoy rogando que venga una creciente, una lluvia o un viento que despeje todo eso acumulado”, dijo con algo de esperanza, y agregó: “Con esto que pasa, me tuve que volver a mi casa a hacer otros trabajos caseros porque no se puede caminar ni por la vereda de la costanera”.

Antes de dedicarse a los hidropedales, Charly estuvo durante 20 años explotando la actividad de las lanchas colectivas en la zona del puente central, por lo que conoce como pocos ese sector de la desembocadura del río.

“En la década del 70 y 80 iba nadando desde la zona céntrica hasta la Bahía del Gitano, era mi pasión. Desde hace 20 años no me pude tirar más al lago, ni siquiera para refrescarme. Es una lástima”, contó con resignación.

“El atractivo más grande de Carlos Paz es el lago, le dan prioridad a los teatros y la noche, que está bárbaro, pero deberían darle un poquito más de atención al lago que es nuestra imagen”, cuestionó García.