La palabra “cuidar” no es un término cualquiera. Muchas veces la repetimos sin comprender cabalmente su contenido. Los jóvenes, seguramente por su breve recorrido vivencial, no suelen llenar de contenido a este vocablo. El verdadero alcance de “cuidar” probablemente lo entendemos cabalmente cuando somos responsables de alguien indefenso, por ejemplo al ser padres y madres.

Cuidar y descuidar son anverso y reverso de la misma idea. ¿Si no cuido, descuido?, bueno esto no siempre es así, pero lo cierto es que descuidar suele tener consecuencias más trascendentales.

Hablo con jóvenes diariamente en relación a cuidarse: como cuidarse a sí mismos y como cuidar a los otros. La mirada del otro que también necesita ser cuidado es un concepto fundante a la hora de trabajar con adolescentes.

Las preguntas básicas serían: ¿saben los jóvenes cuidarse?, ¿entienden lo que significa cuidar a otro?, ¿son más proclives a descuidar y descuidarse?

A la luz de los acontecimientos que la prensa publica a diario, la sorpresa del descuido parece saltarnos a la vista: jóvenes que tras haber consumido sustancias que alteran sus facultades se suben a conducir una moto y nadie está allí para impedirlo, jóvenes que conducen vehículos alcoholizados y ponen en riesgo a otros que viajan con él y que no pueden contenerlo, jóvenes sentados solos de madrugada en una plaza bajo la influencia de tóxicos corriendo el riesgo de ser abusados o violentados y sin nadie que los lleve a resguardo.

Todas estas situaciones ocurren cada fin de semana, no sólo en el mundo, también en nuestra propia ciudad.

Empezar a reconocer que esto nos sucede como sociedad es comenzar a accionar para que no suceda.

Hablar con nuestros adolescentes de cuidarse y cuidar al otro es urgente y necesario.

Hacerles saber que en la noche se deben cuidar entre ellos, instarlos a intervenir cuando un amigo/amiga está corriendo un riesgo físico o psicológico, enseñarles la necesidad de proteger a quienes están en disminución de sus facultades, transmitirles la urgente necesidad que no se mueran más jóvenes en accidentes, por sobredosis, por coma alcohólico ya que los propios amigos están allí para evitarlo.

Enseñarles que la vida posee un valor inmenso y que no es justo que termine prontamente.

Que sepan que la palabra cuidar no es patrimonio de los mayores. Que cuando ellos traccionan en la familia para generar sus libertades, al mismo tiempo deben aprender a cuidarse solos y a cuidar de sus amigos.

Es necesario hablar de la palabra CUIDAR con nuestros jóvenes para que no sean los excesos de adolescentes sanos la primera causa muerte en nuestro país.

*Médica ginecóloga / Magister en Salud Sexual y Reproductiva de la U.N.C