Al menos un muerto y un número indeterminado de heridos causó la rebelión de un grupo de la policía ecuatoriana, que atacó esta tarde a manifestantes desarmados que se movilizaban en apoyo al presidente Rafael Correa, informó el ministro de Seguridad Interna y Externa de Ecuador, Miguel Carvajal.

El funcionario indicó en conferencia de prensa que de acuerdo con una evaluación preliminar la insubordinación policial dejó hasta el momento un muerto y varios heridos, cuyo número no precisó, según reportó la agencia de noticias DPA.

Los policías sublevados atacaron esta tarde con gases lacrimógenos a manifestantes en apoyo del presidente Rafael Correa en inmediaciones del hospital donde se encuentra el mandatario y del cuartel donde comenzó el motín.

Un grupo de manifestantes de la oficialista Alianza País, que permanece en las afueras del Regimiento Quito, foco inicial de la rebelión policial, fue atacado con gases lacrimógenos por los amotinados, que intentaban sin éxito dispersarlo.

De acuerdo con el reporte de Andes, 12 personas resultaron heridas y fueron trasladadas a diferentes centros de salud, mientras varios manifestantes sufrieron asfixia.

Unas cuadras más abajo en la Av. Mariana de Jesús y Manuel Carvajal, los partidarios de Gobierno cierran las calles y queman árboles, neumáticos y palos, bloqueando la circulación de Quito, según la agencia oficial.

En tanto, en cercanías del hospital, donde los manifestantes intentan llegar, se escuhaban fuertes detonaciones de bombas lacrimógenas lanazadas por los policías sublevados contra los civiles desarmados, según informó la agencia de noticias ANSA.

La ministra de la Política de Ecuador, Doris Solís, confirmó que los policías tuvieron “una respuesta grosera y violenta” contra los manifestantes que intentan ir en apoyo a Correa, a quien los amotinados impiden salir.

“Lamentablemente ha habido una respuesta grosera y violenta a la marcha pacífica de los ciudadanos a favor de nuestro presidente”, dijo Solís a medios estatales, por lo que pidió a los manifestantes “mesura” para evitar que “exista ningún acto de provocación”.

En el mismo sentido se manifestó el general Freddy Martínez, comandante de la Policía, quien llamó a los efectivos sublevados a “mantener la cordura y la tranquilidad”, y les advirtió que “alguien está empeñado de crear el caos en las filas policiales”.

Los simpatizantes de Correa comenzaron a movilizarse hacia el hospital, el Regimiento Quito y el Palacio Carondelet, sede del gobierno, poco después de que el mandatario alertara que la rebelión policial era un “intento de golpe de Estado” producto de “una conspiración de la oposición”.

Algunos legisladores oficialistas, que se pusieron al frente de las marchas, no pudieron ingresar al hospital, impedidos por los insubordinados, aunque con bastante esfuerzo lograron entrar al centro de salud algunos de los ministros de Correa, mientras otros miembros del gabinete se encuentran entre los manifestantes.