Matías Mowszet

Me puse a pensar si lo de la #ChetaDeNordelta era un tema que ameritaba una opinión o era una de esas tantas boludeces que había que dejar pasar. Seguro hay un poco de las dos cosas.

Hay algo que me llamó muchísimo la atención y es el hecho de que haya generado tanta pero tanta indignación cuando, estoy seguro, escuchamos a diario referencias igual o mas discriminatorias que esa y que están totalmente naturalizadas.

¿Por que provocó que tanta gente que jamás se indignó con la discriminación e incluso, gente que discrimina todos los días, hoy se escandalice?

Y descubrí por qué…

Todas las cosas que esa “cheta” desprecia en ese audio son prácticas y costumbres que se aplican mas a la clase media que a los pobres: Tomar mate, llevar el perro a la pileta, poner reposeras…

Habló de los que toman mate, no de los que toman vino en caja.

Habló de los ladridos del perro, no de la cumbia en parlantes.

Habló de “estética visual” para referirse a gente en reposeras, no a pibes de la villa con gorrita y aritos.

Despreció y discriminó a la clase media argentina, y la clase media argentina mostró que no se la bancó. No se bancó el desprecio y la discriminación que todos días ejerce contra los pobres.

Es asqueroso lo que esa señora dice en ese audio. Es igual de asqueroso que varios de los “nenes bien” cuando hablan de los negritos. Pero claro, es mucho mas fácil empatizar con el que toma mate y lleva el perro a la pileta en Nordelta que con el pibe de la villa que no puede ni acercarse al Buen Pastor ni entrar a un shopping porque amenaza los “valores estéticos” de la clase media, hoy indignada.

Me parece muy bien que ese audio se viralice, que la expongan, la escrachen y la dejen en ridículo. Ahora, la única forma de que esto tenga una utilidad real es que cada uno de nosotros escuchemos atentamente el audio, hagamos una introspección y pensemos sinceramente:

¿Cuan lejos estamos de ser la #ChetaDeNordelta?