La fuerza de voluntad no es una virtud genética o una faceta exclusiva de unos pocos afortunados. La realidad es que existen estrategias que ayudan a fortalecerla y que resultan muy efectivas y prácticamente gratuitas. Cuantas veces tratas de convencerte y de convencer a los demás que el lunes empiezas la dieta y el gimnasio. También te reconoces repitiendo año tras año que después de las fiestas navideñas vas a adoptar un estilo de vida más sano y natural. Estos ejemplos no hacen más que demostrar que tu falta de voluntad es inminente y que para cambiar de verdad, primero debes forzarte mentalmente.

Hacer un cambio voluntario de hábitos es perfectamente posible y está al alcance de todas las personas. Sólo es cuestión de aprender los secretos que facilitan el proceso. Utilizar sabiamente nuestros recursos para facilitar los pasos positivos y obstaculizar lo negativo, es el punto de partida de todo cambio de actitud. Hay que quitarle la connotación moralista a la fuerza de voluntad. No es una virtud congénita, como la inteligencia o el talento musical. Ni tampoco es una virtud celestial. Cuando se trata de conseguir objetivos y mantenerse en la brecha sin desfallecer, existen técnicas de estrategia mucho más eficaces y psicológicamente menos costosas que la lucha emocional que implica la alternancia entre el esfuerzo inicial, el desánimo subsiguiente y la culpa final.

Los mecanismos del cambio

Las técnicas para incrementar la motivación se utilizan para aumentar el rendimiento en las empresas, en los deportistas y en los estudiantes. También las podemos usar para nuestros intentos cotidianos de superarnos, como por ejemplo: dejar de fumar, perder peso, controlar la ansiedad, aumentar nuestra forma física u organizar mejor el tiempo.
Motivarse para cambiar algo, comprometerse, mantenerse en el camino sin desanimarse y conseguir el objetivo son aptitudes que se adquieren con cierta disciplina.

Para eso existen ciertos pasos que en términos generales pueden ser útiles para todas las personas:

• Plantearse objetivos claros, mensurables, cortos y concretos.
• Los objetivos deben ser realistas y estar a nuestro alcance.
• Analizar los fracasos anteriores y planear las soluciones para ellos en el futuro.
• Poner los objetivos por escrito.
• No boicotear el objetivo con pensamientos derrotistas para que no se hagan realidad.
• Partir de una base realista y aceptar la situación actual.
• No ponerse metas demasiado altas ni apresurarse a conseguirlas.
• No desvalorizar los pasos pequeños. Todos nos acercan a la meta.
• Premiarse cuando se consigan objetivos, aunque sean parciales.
• Dejar de lado la perfección y promover la superación.
• No hostigarse con los percances, ya que son parte de la vida misma.
• Observar la evolución del proceso sin preocuparse en forma desmedida por el objetivo.

Young women exercising with small barbell in dance studio

Cómo puedes comenzar un nuevo estilo de vida

Aplicando ciertas pautas generales para desarrollar la motivación, es muy probable plantearse un nuevo estilo de vida sin abandonarlo al día siguiente. Para ello es preciso seguir algunos consejos que refuerzan la voluntad y te alientan a seguir con tus objetivos (bajar de peso, moldear la silueta, comer más sano, etc.):

• Ten bien claro por qué necesitas un estilo de vida más sano. Sin embargo, recuerda que sentirse saludable y vital es una meta que todos deberíamos perseguir.
• Ten en cuenta que si mantienes una conducta durante 3 semanas, ésta puede transformarse en un hábito y convertirse finalmente en un nuevo estilo de vida.
• Elige un ejercicio que te guste y te divierta. Si te gusta estar acompañada, que sea con gente; si prefieres hacerlo sola, hazlo sola; y si te gusta la música, hazlo escuchando tus temas preferidos. Si haces una dieta, debes elegir la que sea más acorde con tus gustos, pero sin sacrificar los nutrientes esenciales que necesita tu cuerpo para vivir con salud.
• No dejes que el miedo a fracasar frustre tus intentos de cambios. Piensa siempre en lo bien que te vas a sentir cuando lo logres. Por eso, debes tener presente tus metas para sentir que el esfuerzo (la decisión del cambio) vale la pena.
• No te hundas si fallas un día o dos. Lo más importante es no ser asequible al desaliento y volver al buen camino otra vez. Tienes que considerar que esto es una carrera de fondo y los beneficios los obtendrás a largo plazo.
• No pienses en términos de “todo o nada”. Uno o dos días de fracaso son sólo uno o dos días. Si te sientes totalmente fracasada, corres el riesgo de interrumpir tu proceso completamente.
• Si te aburres, cambia ligeramente las cosas. Si estás harta de desayunar siempre lo mismo, cambia los alimentos. Si te aburre la bicicleta, empieza a correr.
• Si te obsesionan los objetivos, premia de alguna forma tus éxitos parciales. Por ejemplo, cómprate algo de ropa. Pero recuerda siempre que puedes llegara a boicotear los resultados con un premio inadecuado, como comer de más luego de una semana de ejercicio físico y dieta.
• Pídele a tu familia y tus amigos que te den ánimos para lograr tus metas. Al mismo tiempo, visualízate a ti misma en excelente estado físico, y tus deseos se convertirán en parte de tu realidad.