El arroyo donde se encontró el cuerpo de Carina

Carina Alejandra Drigani Bulla, una cordobesa de 44 años madre de cuatro chicos que era buscada sin suerte en el marco de una compleja causa por supuesta violencia de género, aparecía finalmente muerta.

Su cuerpo fue hallado por niños que jugaban en cercanías de un arroyo en el corazón de la localidad de Icho Cruz.

Pasó un año y el caso Drigani sigue convertido en un misterio criminal, que por ahora no tiene resolución cierta, aunque la fiscal Ballestrini apunte contra el novio de la vícitima: Hugo Salas de 73 años.

La Justicia determinó que la mujer, que se ganaba la vida como fisioterapeuta y que vivía en Córdoba capital, murió ahogada.

Para la fiscal Mercedes Belestrini, del fuero de violencia familiar, Carina no se accidentó ni se suicidó. Fue asesinada.

Para Balestrini, el caso es parte de una compleja trama de violencia de género, con ribetes oscuros, donde se entremezclan amenazas truchas, autoataques incendiarios y denuncias falsas.

Es que, según la funcionaria, Salas y Carina estaban complotados para que la expareja de la mujer, Daniel Baretta (padre de dos de sus hijos), fuera detenido. Carina ya lo había denunciado por amenazas y ataques incendiarios (que luego se descubrirían que eran falsos) y tenía botón antipánico. En ese marco, Salas habría actuado para que Baretta estuviera bien lejos de ellos y habría influenciado a Carina para que lo denuncie una y otra vez.